El entrenador del Chelsea, el portugués José Mourinho, se declaró abiertamente feliz en su actual etapa como entrenador del club londinense y aseguró que, por primera vez en su vida profesional, no se plantea cuál será su siguiente reto.
«Sólo saldré de aquí cuando quieran que me vaya. No hay país, club o inversión que me motive. Sólo me marcharé cuando Abramovich -multimillonario ruso propietario de los «blues»- me llame para decirme que se acabó», aseguró en una entrevista publicada hoy por el diario deportivo luso «Récord».
El técnico explicó que nunca antes había tenido esta sensación: «Aun estando en cuerpo y alma en el proyecto que lideraba, tenía siempre unos instantes para pensar sobre cuál sería el próximo (reto)», algo que ahora no le ocurre.
«Soy realmente el ‘Happy One'», señaló el propio Mourinho en un juego de palabras con el apodo por el que suele ser conocido, «The Special One», reseñó EFE.
Aseguró, asimismo, que tiene por objetivo «construir un equipo que dure una serie de años» tal y como hizo en su etapa anterior en el Chelsea.
«La diferencia es que en aquel momento no tenía la idea de quedarme en el club muchos, muchos años, y ahora me voy a quedar hasta quieran que me quede», insistió.
Mourinho consideró que esta temporada el Chelsea tiene mayores opciones de éxito gracias a fichajes como el del ex del Atlético de Madrid Diego Costa, quien «ya marcó más goles en cinco partidos que los otros -en referencia a sus delanteros del año pasado- en todo el campeonato».
«Hace un año teníamos lagunas. El primer gol que marcan nuestros puntas fuera de casa no llega hasta el 1 de enero. Al final de la Liga, nuestros tres delanteros habían hecho cinco goles fuera de casa», recordó el preparador portugués, que comparó esas cifras con las de jugadores como Luis Suárez y Sturridge en el Liverpool o Agüero, Dzeko, Negredo y Jovetic en el Manchester City.
En su opinión, la instauración del «fair play» financiero en el fútbol por parte de la FIFA para controlar las cuentas de los clubes «es una navaja de doble filo porque protege a los equipos que tienen un desarrollo enorme a nivel comercial al permitirles un encaje de ingresos tremendo sin necesidad de que sus dueños inyecten dinero».
Para Mourinho, el Chelsea no está en este grupo de privilegiados pese a haberse vuelto grande en la última década, lo que le obliga a compensar sus fichajes con importantes ventas.
El Universal