Monseñor Mario Moronta, obispo de la Diócesis de San Cristóbal, describió este jueves en Alemania, ante representantes del Parlamento Europeo y empresarios, la terrible emergencia humanitaria que vive Venezuela.
“El régimen ha sabido imponerse. Hay situaciones que o se desconocen o no se les considera en su extrema gravedad: la destrucción del aparato productivo y de la economía, la destrucción del valor de la divisa, la división y casi destrucción del tejido social, la desvalorización de la persona humana, el deterioro de la educación y de los servicios públicos, la represión, el encarcelamiento y tortura a los disidentes (civiles y militares), la burla hacia las instituciones serias”, denunció.
El Prelado insistió en que Venezuela es “una sociedad civil desprotegida y golpeada». «De allí salen los migrantes que están huyendo del país. Pero también con la tentación del conformismo y la desesperanza. El sector popular está muy amenazado y manipulado por el régimen con dádivas que no resuelven para nada la situación. Hay cansancio y desconsuelo, aunque siempre se tienen atisbos de esperanza. No falta quienes, desde sus posturas de comodidad aguardan que lleguen soluciones desde afuera para acomodarse más”, dijo.
Mensaje a la comunidad internacional
Ante tal situación el Obispo exhortó a la comunidad internacional a abrir los ojos ante la “emergencia humanitaria que se agudiza… Hay crímenes de lesa humanidad”. También pidió a “las que se autocalifican como las grandes potencias» a que utilicen a Venezuela como ficha en su juego geopolítico.
Finalmente, el Obispo compartió su experiencia como Obispo de la frontera donde ha “palpado el hambre» en muchísimos venezolanos. «Los tratamos de ayudar aún sin mayores recursos; yo mismo he debido acompañar a tantísimas personas sin medicinas y sin atención hospitalaria; yo mismo he debido sostener con el abrazo de pastor a quienes han perdido la esperanza o han visto partir a sus seres queridos hacia otros lugares para ver si consiguen algo mejor”.
Con información de prensa de la Diócesis de San Cristóbal