Moisés Naím, analista y escritor habla sobre el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Foto: Carlos Ortega / Casa Editorial EL TIEMPO
Miembro del think thank Carnegie Endowment for International Peace de Washington, exdirector de la revista Foreign Policy y exdirector ejecutivo del Banco Mundial, entre otros cargos, el escritor y economista venezolano Moisés Naím (1952) es uno de los analistas políticos más destacados e influyentes de la región.
Por Gaspar Ramírez | digital.elmercurio.com
Naím expondrá mañana jueves en la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), en el marco del mes de la minería, y en entrevista por videoconferencia con El Mercurio comenta los peligros para la democracia en la región, los focos de conflicto que representan Venezuela, Nicaragua y Perú, los desafíos y oportunidades relativos a la pandemia y los avances del proceso constituyente en Chile.
¿Cómo ve el panorama regional en este momento, con gobiernos de corte autoritario y populismos en distintos puntos, todo en medio de la pandemia?
“Hoy la democracia en todo el mundo está bajo amenaza, presión y retos, y América Latina no es la excepción. Es muy difícil para un gobierno democrático manejar las consecuencias de una pandemia de impacto global, las repercusiones económicas, las condiciones preexistentes que había en América Latina cuando llegó la pandemia. Cuando llegó la pandemia las calles ya estaban ardiendo. Las protestas sociales, había una situación económica muy mala, etcétera.
América Latina está pasando por una etapa muy complicada.
Afortunadamente, en los últimos meses ha aumentado considerablemente el precio de los commodities, las materias de exportación más importantes de una gran mayoría de los países de América Latina, que depende de sus ingresos en más de un 50% por la venta de commodities. Entonces, como los precios están altos, pues, las economías están teniendo un poco de ayuda. Pero como sabemos, los precios de los commodities suben y bajan. Cuando suben hay jolgorio y cuando bajan hay miseria. Ojalá tarden en bajar, pero eso es un ciclo histórico en América Latina”.
¿Es un momento histórico especialmente tenso para la región considerando la pandemia y las protestas sociales de 2019 en varios países?
“Claro, tenemos muchas cosas que no nos han pasado antes,. Los sistemas sanitarios de América Latina siempre dejaron mucho que desear, y la pandemia ha agudizado eso. América Latina tiene uno de los índices más altos, si no el más alto, de trabajo informal. La pandemia ha hecho más agudas las dificultades de trabajar de esa manera.
En fin, hay una serie de condiciones, que estaban allí, que América Latina las está sufriendo, y una de las esperanzas es que la crisis (que de todas maneras es muy profunda) motive y cree el caldo de cultivo para que se den las reformas que América Latina tiene pendientes.
La lista de cosas que hay que cambiar es conocida, pero hay desacuerdo en cómo hacer para cambiarlas”.
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¿Qué países o zonas ve más preocupantes o que representen mayores peligros para el conjunto de la región?
“Las tragedias de América Latina las conocemos, y en estos momentos su expresión más aguda de tragedia son Nicaragua y Venezuela. Es terrible lo que está pasando ahí. Es terrible también lo que está pasando en Perú. La situación de Perú es inherentemente inestable, renunció el canciller, hay mucha turbulencia con respecto a Perú y su nuevo gobierno. Esos son los tres países que tienen mucha inestabilidad interna y están irradiando inestabilidad internacionalmente. El principal de ellos es Venezuela. La catástrofe socioeconómica de Venezuela está irradiándose a otros países a través de los refugiados, pero también a través del activismo de Nicolás Maduro y su régimen en otros países de América Latina.
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