La cabeza estalla. El estómago pide auxilio -de manera desesperada- entre una sensación de náusea y vacío indescriptible. Entre los recuerdos de lo que tomamos (demás) y la falsa promesa de no volver a repetirlo, la vieja y conocida resaca se adueña de nuestro cuerpo y las preguntas aparecen. ¿Conviene comer algo o mantener el ayuno? ¿Es verdad que comer queso antes de tomar alcohol reduce los efectos? Y hay muchas más. A continuación, los mitos y verdades sobre este tema.
Del mito a la leyenda urbana
Vayamos por partes. Cuando hablamos de resaca, nos referimos a un conjunto de síntomas compuesto por dolor de cabeza, fatiga, temblores, malestar estomacal y disminución de las capacidades cognitivas y sensoriales. Todo esto, generado por los efectos tóxicos del alcohol tomado en cantidades elevadas.
Si googleamos “resaca y remedios” aparecen, según el buscador, “aproximadamente 2.740.000 resultados” en los que expertos -y no tanto- explican cómo evitar los efectos del consumo excesivo de bebidas alcohólicas. Desde un jugo de lechuga, kiwi y pomelo (¡sí, todo junto!) hasta la recomendación de continuar tomando cerveza, la variedad de trucos y secretos es infinita.
¿Verdadero o falso?
-Tomar una cucharada de aceite antes de consumir evita la borrachera. FALSO.
-Comer un yogurt o un pedazo de queso cremoso, también antes de tomar alcohol, impide la embriaguez. FALSO.
-Tomar un jugo de tomate o comer miel -luego de haber cometido el exceso- es lo que recomienda la National Headache Foundation y explica que su efecto positivo se debe gracias a los altos contenidos de fructosa y vitamina B6 que contienen y que, en teoría, aceleraría la metabolización del alcohol. FALSO, no hay ningún estudio científico que lo confirme.
-Hacer ejercicio y transpirar luego de beber. FALSO, más del 90% del alcohol que se consume se metaboliza a través del hígado y no se elimina al sudar.
-Tomar café o gaseosas con cafeína. VERDADERO. Sumado a una buena hidratación, son efectivos contra el dolor de cabeza.
Más alcohol, ¿menos neuronas?
Afirma el saber popular que “cada vez que consumimos alcohol, perdemos neuronas”. Y esto también parece ser falso. Según un estudio científico de la Universidad de Heidelberg que analizó los efectos que producen dos vasos de vino en el cerebro, solo 6 minutos después de ingerir alcohol, el cerebro comienza a consumir productos generados en la degradación del alcohol en vez de glucosa, lo que modifica toda su actividad y explica la pérdida de reflejos y la desinhibición que se siente. Este proceso químico reduce la presencia de algunas sustancias en ese momento pero que, al día siguiente, vuelven a la normalidad, lo que indica que los cambios son reversibles.
Muchos afirman que para evitar la resaca, “hay que saber tomar”. Sin embargo, el mejor consejo que te podemos dar: es controlate, evitá excesos, y bebé con moderación. Es la mejor manera de pasarla bien. ¡Salud! // IPP
Fuente: entremujeres.com