El más grande manjar de los dioses descansa sobre la mesa. Su delicioso aroma ya ha perfumado tu cocina. Tus glándulas salivales están preparadas para actuar. Te acercas a esa delicia oscura, la tomas, cierras los ojos, la acercas a tu boca y… la imagen de un grano inmenso hace que el chocolate se te escape de las manos. «¡Raayos!», piensas. «¿Por qué algo TAN sabroso causa granos?». Pues, puede que no sea tan así después de todo…
La verdad
A diferencia de lo que nos han hecho creer, el consumo de chocolate por sí solo no promueve el acné –así lo declaró la dermatóloga Ava Shamban en una encuesta realizada por huffingtonpost.com–. Lo que sí estimula la aparición de esta problemática, según esta experta, es una dieta rica en azúcares y grasas. De hecho, este tipo de plan alimenticio incrementa la producción de seborrea y las posibilidades de reacciones inflamatorias, como el acné.
Pero, ¡ojo al piojo!
Cuando hablamos de chocolate, nos referimos a su variedad más pura, es decir, el chocolate negro o amargo. Este es el chocolate que nada tiene que ver con los granos y toda su fealdad. El chocolate con leche y el blanco sí pueden promover la aparición de granitos –sobre todo, en personas vulnerables al acné–. Esto se debe a que contienen importantes proporciones de azúcares y leche que pueden terminar por propulsar los cambios hormonales responsables de los granitos.
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¿Conclusión? ¡Disfruta del chocolate amargo sin culpa! Este te regalará muchísimos antioxidantes, que se encargarán de protegerte del efecto dañino de los radicales libres y te harán sentirte mucho más vital. ¡Que viva el chocolate!
Fuente: iMujer