Pero lo peor no fue sólo las deformidades, más bien fue una muerte prematura y una vida de dolores físicos, al derivar en artritis, migrañas, hipertensión, diabetes y problemas cardiacos así como renales.
Pero ¿acaso todo fue trágico en su vida? Claro que no. Durantes sus 25 años estudió y llegó a dominar 14 idiomas, además de convertirse en poeta. Pero también tenía un sueño: ser actor, lamentablente no lo consiguió pues su aspecto le grangeó la hospitalidad de su país natal. Asi que se mudó a Estados Unidos dónde consiguió trabajo, él único que pudo conseguir, fue un luchador profesional y se le conoción como “el ogro del cuadrilatero” y luego como “el Angel Francés”.
Aún con la fama y todo, su vida era solitaria, contaba con pocos amigos. En 1955, en su lecho de muerte, acosado por los problemas cardiacos de su enfermedad, se realizarían tres moldes de la cara del mismo.
Aunque nunca lo reconoció oficialmente DreamWorks, se sabe que una vez que aceptó el cuento de William Steig, le faltaba la forma del ogro, pero encontró las características en un hombre que en su vida soñó con actuar: Maurice Tillet. Y tiene mucho parecido.
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