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Milagros electorales

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Milagros electorales

 

 

Bernardo Arévalo fue electo este domingo presidente de Guatemala

 

Dos candidaturas abiertamente desfavorecidas en las encuestas de opinión, sin gran recorrido político y con un mensaje centrado en la lucha contra la corrupción y la inseguridad lograron el domingo impensables  éxitos electorales en Guatemala (segunda vuelta) y en Ecuador (primera vuelta).

 

 

En el caso de Bernardo Arévalo, electo presidente del país centroamericano para el período  2024-2028, se trata de la consolidación de una sorpresa que se expresó en la primera vuelta electoral del pasado 25 de junio, cuando el candidato del Movimiento Semilla forzó la segunda vuelta realizada el domingo, en la que obtuvo el respaldo de 58% del electorado. Hasta principios del pasado mes de junio los sondeos de opinión registraban 2,9% de apoyo para Arévalo.

 

 

En Ecuador el giro de los electores ocurrió aún más rápido. El joven empresario y parlamentario Daniel Noboa era penúltimo en los sondeos de opinión al inicio de la campaña electoral. Tras un lento ascenso, su opción creció  a partir del domingo 13 de agosto:  Noboa se presentó en el debate de los presidenciables llevando puesto un chaleco antibalas.

 

 

Sin decir una palabra, el candidato de ADN (Acción Democrática Nacional)  hizo más patente la profunda y grave situación de violencia de su país que se cobró la vida del candidato Fernando Villavicencio, un muy reconocido periodista. Este  domingo superó a varios de sus adversarios y quedó por detrás de la candidata del correísmo, la abogada Luisa González.

 

 

Arévalo, sociólogo y diplomático, es hijo del expresidente Juan José Arévalo, que en 1944 inició la llamada “primavera guatemalteca”, un período de reformas democráticas en un país dominado por los militares y la United Fruit Company. Mario Vargas Llosa  cuenta la historia en su novela Tiempos recios al revivir el derrocamiento de Jacobo Arbenz, sucesor de Arévalo padre, quien, por cierto, retomó en nuestro país su vida académica a finales de los años cincuenta del siglo pasado.

 

 

Enfrentado al denominado “pacto de los corruptos” entre las fuerzas políticas tradicionales que han impedido el desarrollo de Guatemala –territorio de tránsito de la droga y de millares de migrantes en ruta al norte-, Arévalo promete un gobierno que construya la democracia y guíe su acción económica y social por la equidad para sacar a su país de la pobreza secular.

 

 

El régimen venezolano se apresuró en felicitar a Arévalo y el ecuatoriano Rafael Correa retuiteó su victoria. El nuevo mandatario aseguró en esta entrevista que hará de los derechos humanos un principio fundamental.

 

 

Noboa representa en Ecuador la posibilidad de impedir el regreso de Correa al poder, a quien González -en caso de ganar- convertirá en su primer asesor. El exmandatario es prófugo de la justicia que lo condenó a ocho años de prisión por el caso Sobornos, un entramado de corrupción para financiar  su partido.

 

 

El hijo de Álvaro Noboa, acaudalado empresario bananero que aspiró  cinco veces a la presidencia sin salir electo, tendrá que reunir apoyos de las fragmentadas fuerzas que este domingo se repartieron casi 40% de los votos, y así poder imponerse a González en la segunda vuelta del 15 de octubre. La democracia libra dos nuevas batallas en nuestra atribulada región.

 

 

Editorial de El Nacional

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