El equipo de Jean Schoenen -médico de la Universidad de Lieja, en Bélgica y miembro de la Academia de Neurología de Estados Unidos- trató a 67 pacientes con migraña con un neuroestimulador durante tres meses, con un resultado alentador en el 38% de los casos.
La prueba se llevó a cabo en cinco clínicas belgas y fue comparativa. Al cabo de tres meses, la cantidad de migrañas entre los pacientes tratados se redujo significativamente, mientras que en el grupo placebo se mantuvo igual.
Este tipo de tratamiento se llama neuromodulación y consiste en el uso de la electricidad para cancelar el dolor crónico. Se aplica a pacientes con dolores de cabeza que no han respondido a la terapia convencional, a las medicinas o tratamientos tradicionales.
Viliam Furdik, neurólogo y especialista en manejo intervencional del dolor del Centro Médico Cedars-Sinai de Los Ángeles, explicó a BBC Mundo que se trata “esencialmente de una batería conectada a un alambre, que se coloca quirúrgicamente cerca del nervio occipital” y que es “muy efectivo para cierto tipo de dolores de cabeza”.
“La batería descarga un pulso de electricidad que cancela la conducción a ese tipo de nervio”, señala. “Con eso disminuye la frecuencia e intensidad de las migrañas, pero tiene que utilizarse regularmente”.
La neuromodulación no es para todo el mundo. Con el objeto de determinar si es el tratamiento adecuado para un paciente, antes se debe hacer una prueba.
“A través de una aguja se pone este alambre, este electrodo, en la parte posterior de la cabeza y si el paciente encuentra que puede mejorar del dolor, después de unas dos semanas se le pone un sistema permanente, que viene conectado a una batería que va dentro de la persona, debajo de la piel”, indica Furdik.
“Es como un marcapasos, que la persona tiene implantado permanentemente y usa cuando desea”, remarca.
Por su parte, Joel Saper, del Instituto Neurológico y de Manejo del Dolor de Michigan en Ann Arbor, asegura que “no hay ningún tratamiento universalmente eficaz para la migraña”, por lo cual la neuromodulación es “otra opción que podría ser de gran valor”.
Obviamente, como en cualquier procedimiento quirúrgico, “siempre existe el riesgo de haya una infección o hemorragia, aunque es un riesgo relativamente bajo”, comenta Furdik. “La ventaja es que si el paciente no quiere utilizarlo, lo puede apagar, como si fuera una batería o teléfono celular”.
La prueba más reciente fue realizada en Bélgica, donde los servicios de salud -como en toda Europa- son públicos. Pero en países como EE.UU., la situación es diferente.
El doctor Furdik dice que en EE.UU. hay tres diferentes compañías en neuromodulación y el costo del dispositivo en cuestión llega o supera los US$30.000 a US$40.000, lo que incluye las fases de test e implantación.
“Evidentemente no se le ofrece al paciente que recién llega, sino a quienes han estado sufriendo durante años de dolores de cabeza”, afirma.
Si bien la terapia de neuromodulación fue desarrollada al principio en EE.UU., “en Europa, Asia e incluso Latinoamérica hay más facilidad para poder hacer este tipo de estudio”, agrega Furdik, “porque la Agencia de Drogas y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) no está involucrada”.
En cuanto a Europa, Holanda -vecina de Bélgica- es un centro mundial para el manejo del dolor. Y en América Latina, Brasil está a la vanguardia de muchas de estas terapias.
El equipo de Jean Schoenen está integrado por los doctores Bart Vandersmissen, Sandrine Jeangette, Luc Herroelen, Michel Vandenheede, Pascale Gérard, y Delphine Magis. / IPP
Fuente: BBCMundo