La crisis migratoria venezolana ha sido de los efectos más devastadores de la corrupción y negligencia del régimen de Nicolás Maduro, uno de los sectores más afectados ha sido el de docentes, quienes se han visto obligados a dejar sus cargos ante los salarios de miseria que impone una dictadura que no cree en la educación de los ciudadanos.
En Delta Amacuro, como en todo el país, los docentes llevan años migrando, como es el caso de Lourdes Rojas quien después de 12 años de servicio tuvo que dejar su trabajo, en el que educaba a 150 niños waraos en la comunidad indígena de Pueblo Blanco, para buscar un mejor futuro fuera de Venezuela.
Este caso se repite a menudo, incluso en las mismas escuelas. Gilberto Medina, quien era maestro de dicha institución, tuvo que migrar a Trinidad y Tobago en busca de mejores condiciones, pues su madre es de la tercera edad y tiene que cuidar a un hermano con discapacidad.
Como consecuencia de la fuga de profesionales, la comunidad se quedó sin docentes, situación que vulnera el derecho a la educación de los niños, agravando a su vez la crisis social, alertó Marielby Tineo, habitante de Pueblo Blanco.
Así como ocurre en Pueblo Blanco, ubicado a la orilla del caño Macareo, rama principal del Orinoco, la preocupante situación de escasez de profesores se padece en 320 escuelas rurales e interculturales, donde reciben clases unos 15.000 niños.
Jhonny Zambrano, coordinador del Colegio de Profesores seccional Delta Amacuro, aseguró que 65% de educadores han abandonado las escuelas en la entidad.
NO PUEDEN EJERCER LO QUE ESTUDIARON
El diputado a la Asamblea Nacional, Marco Aurelio Quiñones, condenó que la dictadura no le de la oportunidad a los educadores de vivir de aquello en lo que se formaron profesionalmente.
“Hoy nadie tiene condiciones laborales adecuadas ni un sueldo justo, todos tienen que “reinventarse” o recibir ayuda porque si no están condenados a morir de hambre”, indicó el parlamentario.