En días pasados el expresidente de Colombia Andrés Pastrana, en nombre de 31 ex jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica reunidos en el Grupo IDEA, entregó en la oficina del fiscal de la Corte Penal Internacional en La Haya un importante documento en el que además de reiterar la realidad de la grave situación que atraviesa el país, especialmente después del 28 de julio, precisa la cadena de mando y la responsabilidad penal individual de quienes la integran, al frente de la cual está Nicolás Maduro Moros, quien desde 2020 es el comandante de las fuerzas armadas, con el rango y la categoría de militar activo.
El expresidente Pastrana insta en esta gestión histórica a la Fiscalía a continuar el proceso para investigar y sancionar a los responsables de los atroces crímenes de lesa humanidad que se cometen en el país y a que solicite a la Sala correspondiente, conforme a las facultades que le otorga el Estatuto de Roma, las órdenes de captura internacional de los principales responsables de tales crímenes que se cometen en el país en forma sistemática, en contra de los opositores, en forma continuada y agravada.
La entrega de este histórico documento, que plantea una orden de captura internacional a la que se han unido algunos gobiernos, entre ellos, el de Argentina y algunos parlamentos de la región, produjo marcada inquietud a la tiranía, pero además, dentro de su desespero producto de la debilidad interna y el cada vez menor apoyo externo, reacciones peligrosas que contrarían de manera grave el Derecho Internacional como era la amenaza de tomar la sede de la residencia de Argentina en Caracas en donde se encuentran asilados dirigentes políticos democráticos, del equipo de María Corina Machado.
Una reacción peligrosa que ponía en jaque a la paz y la seguridad regionales y que por ende preocupaba a los gobiernos que finalmente se han percatado, con contadas excepciones, de que la tiranía en Venezuela representa inestabilidad e inseguridad internacional.
El régimen tiránico continuará sus atropellos para callar a quienes luchan por la democracia. La salida a España de Edmundo González Urrutia, en un intento más para desmoralizar a los venezolanos y pasar la página, muestra lo delicado de la situación que atravesamos hacia el final que estamos construyendo que exige la mayor solidaridad internacional.
La presión internacional, como se manifiesta ahora, es fundamental en esta lucha y el papel de la CPI en particular es igualmente esencial, a pesar de la campaña en su contra y de la manipulación de la información por la tiranía que sabe y así lo debemos manejar y entender, elaborar sus estrategias perversas, aunque sean cada vez menos exitosas.
Es cierto que la responsabilidad primordial en la solución de esta crisis es de nosotros los venezolanos, pero el papel y la influencia de la comunidad internacional, la presión que debe ejercer sobre la tiranía, como lo han expresado ahora gobiernos, parlamentos, personalidades y los órganos de justicia penal internacional, resulta esencial en estos momentos de angustia.
Editorial de El Nacional