En los últimos siete días ocho funcionarios de seguridad fueron asesinados en la Gran Caracas. El caso más reciente fue el funcionario de la Policía Nacional Bolivariana, identificado como Yorman León (41). Le dispararon cuando se dirigía a su residencia en El Junquito.
Su padre Lucidio León, quien reside en la ciudad de Maracaibo había hablado con él una noche antes de que lo asesinaran. «Estuvimos conversando del matrimonio de su hermana que se realizará en los próximos meses. Estaba contento. La conversación fue larga y aproveché para aconsejarle que tuviera cuidado porque estaban matando muchos policías. Él me dijo que me tranquilizara que él sabía como esquivar el hampa. Pero se le adelantó».
El funcionario estaba adscrito al Centro de Coordinación de la PNB, ubicado en San Agustín del Sur. El miércoles en la noche entregó su guardia y dejó la pistola, pero se fue uniformado. Su hermano, Jackson León, quien es efectivo de Policaracas, relató que él llamó a su esposa para que le preparara la cena. Vivía en El Junquito y todos los días tomaba rutas diferentes para trasladarse a su casa. Esa noche se fue por la vía Santa Ana – Terepaima en Carapita. Allí unos sujetos lo interceptaron y le dieron un tiro en la cabeza.
Los antisociales lo despojaron de su moto y de su bolso. La víctima cursaba licenciatura en Ciencias Policialesen la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad. Dejó en orfandad a cinco hijos.
Matan a escolta en Caucagüita
Hace un año Carlos García (35) se había retirado de la Policía Municipal de Zamora (Guatire) porque estaba asustado por la cantidad de funcionarios policiales que asesinan en la Gran Caracas. Decidió trabajar como escolta privado, pues además de ganar más dinero, no era tan riesgoso porque no porta uniforme.
Se confió y se equivocó. Trabajaba actualmente como guardaespaldas en una empresa agropecuaria en Colinas de Turumo. Ayer cerca de las 7:00a.m. fue a llevar a su hijo al colegio en la urbanización Miranda. De regreso cuando viajaba en su moto Pulzar de colores negro y azul fue sorprendido por dos sujetos. Le dieron tres tiros, dos en el pecho y uno en el corazón.
A la víctima le quitaron el arma de fuego y el koala donde guardaba sus documentos. Su vehículo quedó en el lugar.
«Hacemos un llamado a las autoridades. Se ha desatado una guerra contra los funcionarios, están arremetiendo contra ellos. Por esta delincuencia desmedida, mis cuatro hijos quedaron sin padre, sin uno de los pilares de nuestra familia», dijo Yudy Díaz, esposa de la víctima.
NATALIA MATAMOROS | EL UNIVERSAL