«No pude haber escogido una mejor mujer para que fuese la madre de mis hijos». Así se expresó Reinaldo Esté, de su exesposa, Celeste Aída Gómez (51), quien fue asesinada el jueves en la noche por dos motorizados que intentaron robarle el celular, en la calle 2 de la urbanización La Urbina.
Esté relató que Gómez era la gerente de la sucursal de la Inmobiliaria Century 21, ubicada en el Centro Comercial Ciudad Tamanaco. Como todos los días ella salió del trabajo a las 6:00 p.m. con destino a su residencia en la calle 3 de La Urbina. Antes de llegar, ella pasó por una garita de vigilancia ubicada en la calle 2. Cuando bajó el vidrio de su vehículo, para pasar la tarjeta magnética por el punto de control de ingreso a la urbanización, dos motorizados la interceptaron y le dijeron que les entregara el celular. Ella se negó y le dispararon en un costado.
La mujer tenía dos hijos de 27 y 22 años de edad. El menor que estaba en el apartamento escuchó el comentario de unos vecinos sobre una señora que habían asesinado en la urbanización. «Pensó en su mamá porque ella acostumbraba llegar a las 7:00 p.m. para cenar con ellos, pero en esta ocasión se había tardado. La llamó al celular y como no respondía bajó a la garita de vigilancia de la calle 2 y constató que la mujer asesinada era su madre».
Pese a que Esté tenía nueve años divorciado de Gómez, mantenían una relación cordial y reconoció que era una mujer de carácter y una madre ejemplar. «Esos sujetos dejaron a mis hijos sin madre y a mi sin la mujer más importante de mi vida. Hoy le tocó el turno a Celeste, mañana la víctima puede ser cualquier otro vecino. Todas las calles que integran La Urbina están a merced del hampa. No en vano es considerada como una zona de muerte».
El homicidio de Gómez conmocionó a los habitantes de los 60 edificios de La Urbina, al punto que planifican una serie de acciones para que las autoridades tomen medidas contundentes, destinadas a frenar hechos delictivos. Ayer en la tarde realizaron una cadena humana y con pancartas en mano manifestaron la necesidad de que los efectivos de seguridad refuercen el patrullaje.
Vilma Peñalver, vecina de la calle 2, informó que en la zona hay varios vigilantes y ocho cámaras de seguridad, pagadas por los residentes. «Lo mínimo que pedimos a las autoridades de los cuerpos de seguridad es que realicen patrullajes y no lo hacen. Los recorridos son esporádicos».
Por su parte, Francisco Laya, vecino de la calle 3 y presidente de la Asociación Civil de las calles 2 y 3, anunció que este lunes está prevista una reunión para proponer la instalación de portones en los accesos.
Destacó que la semana pasada unos sujetos ingresaron al estacionamiento de las Residencias María Teresa, ubicada en la calle 2 y hurtaron los reproductores de varios vehículos estacionados.
En enero unos antisociales ingresaron al apartamento de un habitante del edificio Piacoa, sometieron a los ocupantes y se llevaron prendas y dinero en efectivo.
NATALIA MATAMOROS
EL UNIVERSAL