Podemos definir la masturbación como la obtención de placer sexual en solitario a través de cualquier tipo de estimulación física. Aunque esta misma estimulación también puede recibirse del compañero sexual, aquí nos referimos a la masturbación cuando la excitación o el estímulo sexual provienen de uno mismo y no forman parte de la actividad sexual con una pareja.
Viejos mitos, moldes nuevos
La masturbación suele iniciarse en la infancia o la adolescencia y puede darse en los dos sexos a lo largo de toda la vida. Las conductas masculina y femenina presentan pautas distintas en lo que a masturbación se refiere. Mientras que una gran mayoría de hombres se masturban en la pubertad y adolescencia, son muchas más las mujeres que lo hacen en los últimos estadios de la juventud y en las primeras etapas de la madurez. Uno de los calificativos más frecuentemente usados contra la masturbación es que se trata de un acto «antinatural».
Si la supuesta antinaturalidad se refiere a que la conducta masturbatoria no se halla en la naturaleza, debemos concluir en que esta afirmación es absolutamente errónea. La masturbación es una práctica común en numerosas especies animales y en distintas sociedades humanas. En lo concerniente al estudio de otras sociedades humanas, resalta el hecho de que un gran número de pueblos considera la masturbación como una práctica sexual «inferior» al interpretar que significa la incapacidad para obtener un amante. En cambio, practicada en la edad prepuberal y en la adolescencia no sólo es permitida, sino alentada, dado que es considerada parte del aprendizaje sexual. En estos pueblos la conducta masturbatoria es vista como algo natural y normal, y es frecuente que los padres o los adultos del poblado enseñen a los más jóvenes a masturbarse. Con la edad, la autoestimulación genital es reemplazada gradualmente por otras actividades sexuales.
La realidad actual
Efectivamente, en las consultas de sexología no faltan quienes atribuyen la causa de su problema sexual a la masturbación, o quienes se reprimen por pensar que masturbarse les va a provocar esterilidad o fatiga. Aunque la actitud de la sociedad hacia la masturbación es actualmente más tolerante, hay todavía defensores de las viejas teorías.
Dentro del conjunto de personas que evitan la masturbación están quienes lo hacen por motivos religiosos, bajo el supuesto de que se trata de un acto pecaminoso. Es evidente que el problema moral no admite un análisis científico y, por tanto, es una cuestión personal que cada uno debe resolver en base a sus creencias morales o religiosas.
Hoy sabemos que numerosas personas se masturban y que la masturbación, lejos de constituir un problema, es un elemento de aprendizaje sexual importante. La falta de experiencia masturbatoria da lugar con mayor frecuencia a problemas sexuales con la pareja. La masturbación es también, para muchos adolescentes y personas adultas sin pareja, la única vía de escape sexual que poseen.
Helen Kaplan resume muy bien la visión actual sobre la masturbación en estas palabras: «En realidad, la masturbación representa un solo peligro: la culpabilidad y la vergüenza que sienten algunas personas debido a ella. Si un individuo se siente culpable por el hecho de masturbarse, si ello le provoca un conflicto, si se preocupa por las fantasías que acompañan a este acto, estos sentimientos negativos pueden quedar asociados con todas sus ideas y emociones sexuales, y esto, evidentemente, no puede ser bueno para su vida sexual.» // IPP
Fuente: doctissimo.es