Según Hollywoodlife, la que por ahora se ha convertido en la boda del año engrosará aún más las ya abultadas cuentas corrientes de los felices novios. Kim Kardashian y Kayne West han luchado contra viento y marea para proteger la exclusiva de su enlace –incluso llegaron a proporcionar móviles a todos sus invitados para que dejaran el propio bien lejos del altar y evitar así indeseadas fotos–, una primicia por la que cobrarían nada menos que 21 millones de dólares (más de 15 millones de euros).
Las ganas por saber cómo era el vestido de Kim Kardashian –que ya hemos podido ver en alguna página web que consiguió superar el férreo filtro impuesto por la pareja a los medios– rentabilizaría el gran gasto hecho por los contrayentes en los días previos a la boda, entre ellos, una cena en el Palacio de Versalles con la actuación de Lana del Rey o la visita a París de la socialité acompañada por un amplio grupo de amigas para celebrar su despedida de soltera.
El reality de Kim Kardashian finalmente no pudo filmar imágenes de la boda tal y como ella misma informó días anteriores a la ceremonia, aunque sí se le permitió grabar algunos de los preparativos. Este hecho habría aumentado la enorme y generosa cifra que, según Hollywoodlife, se agenciarían los novios por la exclusiva de su boda.
ABC
