Más de 147 millones de brasileños están llamados a votar este domingo para elegir al próximo presidente del Gobierno, que será o bien el derechista Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal) o el izquierdista Fernando Haddad (Partido de los Trabajadores).
Según la Justicia Electoral, en esta segunda vuelta electoral participarán «147.306.275 electores», que en algunos casos también tendrán que escoger al gobernador de su estado.
En 14 estados de Brasil ningún candidato tuvo una mayoría suficiente en la primera vuelta del 7 de octubre, así que en Amapá (noreste), Amazonas (noroeste), Distrito Federal (centro), Mato Grosso do Sul (suroeste), Minas Gerais (sureste), Pará (noreste), Río de Janeiro (sureste), Río Grande do Norte (noreste), Río Grande do Sul (sur), Rondônia (noroeste), Roraima (norte), Santa Catarina (sur), São Paulo (sureste) y Sergipe (este) los electores votarán doblemente.
En Brasil, el voto es obligatorio; para los ciudadanos de entre 18 y 70 años y opcional para analfabetos y jóvenes de entre 16 y 18 años.
Los electores que no desean o no puedan votar deben justificarlo con antelación, sino se arriesgan a penalizaciones futuras, como dificultades a la hora de renovar el pasaporte, por ejemplo.
El país fue pionero en los años 90 en incorporar el uso de urnas electrónicas, sistema que se mantiene hasta ahora y que evita el uso de papeletas.
A lo largo de la campaña, Bolsonaro criticó el uso de las urnas electrónicas argumentando que eran susceptibles de fraude, pero la Justicia Electoral lo corrigió e incluso lo obligó a retirar de sus anuncios de televisión un video en el que lanzaba esas sospechas.
El Tribunal Superior Electoral también difundió una inédita carta a la nación brasileña remarcando la «transparencia y absoluta fiabilidad del voto electrónico».
Para garantizar la seguridad en las calles durante la jornada electoral, la Justicia Electoral pidió la participación de las Fuerzas Armadas.
Un total de 27.000 militares participarán en la segunda vuelta electoral en 356 localidades del país.
En muchos casos se trata de acciones de logística para transportar las urnas electrónicas a zonas remotas de difícil acceso. (Sputnik)