El ex conductor de La Hojilla, Mario Silva, se despidió del espacio televisivo mediante un comunicado de cuatro páginas que colgó en Aporrea.com, en el que asegura que ha tomado la decisión de colocarse a la disposición de la Fiscalía General de la República para facilitar las investigaciones que adelanta el organismo.
Silva insistió en calificar de falso y de “bodrio” el audio que el diputado Ismael García le adjudicó y que presentó la semana pasada ante los medios privados. “Supongo que me quieren convertir en un héroe gusano para emular a Aponte Aponte como si fuera un vulgar delincuente. Todo esto suena ridículamente absurdo, si no fuera porque algunos camaradas estaban expectantes ante esta especie de crónica policial. Pero, en fin, de todo hay en la viña del Señor”.
Aseguró que tras el audio que le adjudicó la oposición se encuentra asistiendo a un juicio “tácito implacable”, que le recuerda una frase del presidente fallecido, Hugo Chávez cuando le decía: “Hay que atizar las contradicciones”.
Reiteró que no le debe disculpas a nadie, pues si de algo lo podrían acusar y condenar es de ser fiel defensor del legado de Chávez. “Soy custodio junto a mi pueblo de ser garante de la independencia que nos dejó… Pero como en los circos romanos la sangre es fundamental, pues ¡Ave César!”, dice el comunicado que tituló ¡Ave César Imperatur moritori te salutan! (¡Ave César Emperador! Los que vamos a morir te saludamos).
Sobre los hechos que ha ocasionado el audio, criticó la salida del aire de Vladimir Acosta y Toby Valderrama de Radio Nacional de Venezuela, la del profesor Arenas de Asamblea Nacional Radio, y también la de Martín Guedes. “Son altamente preocupantes. Mi comandante Chávez debatía lo que tenía que debatir cuando se presentaban voces amorosas de alerta a los errores que pudieran cometerse”, destacó.
Señaló que desea pensar que las salidas obedecen al excesivo celo de algunos funcionarios, que, en su afán por demostrar lo “muy revolucionarios” que son, no entienden que más allá de sus funciones hay un pueblo que escucha, opina y vigila la revolución.
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