Ni los mismos chavistas se libran del momento más sombrío que vive el periodismo en Venezuela. El cerco del Gobierno se ha ido estrechando con la suspensión de dos emblemáticos programas televisivos: La Hojilla, del chavista Mario Silva en la cadena estatal Venezolana de Televisión (VTV), y Buenas Noches, en Globovisión.
Ambos programas —opuestos en su contenido, uno es oficialista y el otro de oposición— sólo coincidían en el momento de la retransmisión, cerca de la medianoche. Pero ahora han vuelto a coincidir porque ambos han salido de la programación en sus respectivas cadenas, aunque por razones distintas. En los dos casos supone una estocada a la libertad de expresión en Venezuela.
El presentador de La Hojilla protagonizó un escándalo la semana pasada porque una grabación suya con el agente de los servicios secretos cubanos Aramis Palacio, divulgada por la oposición, vinculaba al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, en una supuesta conspiración contra el presidente Nicolás Maduro. Mario Silva viajó a Cuba por «razones de salud» y se comprometió a regresar el pasado lunes para reanudar su programa con una nueva entrega. Sin embargo, por el momento no ha regresado a Caracas.
Silva denuncia casos de corrupción en los que la oposición le ha incluido, mientras arremete contra el oficialismo por no haberle defendido. También califica de «preocupantes» la salida de varios periodistas de medios oficiales ante el «excesivo celo de algunos funcionarios que, en su afán por demostrar lo «muy revolucionarios» que son, no entienden que más allá de sus funciones hay un pueblo que escucha, opina y vigila la revolución».
En el caso del programa Buenas Noches, de Globovisión, Kiko Bautista, Carla Angola, Pedro Luis Flores y Ronald Carreño renunciaron «por dignidad» tras reunirse con los nuevos dueños de la cadena privada. Al parecer, el empresario Juan Domingo Cordero también quería comprar los derechos del programa, pero sus autores se negaron.
Fuente: Agencias