La ganadora de la Primaria piensa que hay un sector del chavismo dispuesto a avanzar hacia “una transición ordenada” y aceptar que no estarán en el poder por un tiempo
A criterio del diario español El País, Venezuela es desde hace años un país inclasificable. Donde unos ven un Gobierno autoritario, otros ven una dictadura y otros, aunque cada vez menos, una democracia incomprendida.
Se trata de un lugar donde hay presos políticos y el control del chavismo alcanza a todas las instituciones del Estado. Pero el pasado 22 de octubre dos millones de venezolanos salieron a las calles de todo el país a votar por un líder opositor con el que plantarle cara a Nicolás Maduro en unas elecciones presidenciales. Más del 90% eligió a María Corina Machado, la representante del ala radical de la oposición, como candidata en 2024.
En ese contexto, Machado asegura que este es solo el principio de un camino incierto. El chavismo mantiene sobre ella una inhabilitación con poco fondo judicial, pero que en la práctica le impide participar en las elecciones. No es ningún secreto que Maduro no quiere enfrentarse a ella en las presidenciales que el Gobierno y la oposición acordaron celebrar en 2024, en unas negociaciones que se acaban de retomar en Barbados después de meses de parálisis. El levantamiento de las inhabilitaciones es otro de los puntos del acuerdo, pero para el chavismo Machado es una línea roja. Ella se aferra a su victoria: “Un plan B sería desconocer el mandato del 22 de octubre”.
–¿Por qué cree que la gente salió a votar por usted en las primarias?
–Los números triplicaron los estimados. La emoción que se dio fue absolutamente trasversal. A la una de la tarde se estaban acabando las boletas en zonas típicamente asociadas al chavismo, y eso ocurrió en pueblos, ciudades, en lugares de clase media y populares. Fue muy impresionante. Siento que esto implica el cierre de un ciclo y la demostración de que la sociedad venezolana está unida en una aspiración de cambio que se sintió con enorme fuerza en toda Venezuela. Hay un mandato que crea una gran responsabilidad.
–¿La movilización tomó por sorpresa al chavismo?
–Nos tomó a todos por sorpresa. En un país donde no hay combustible ni transporte público y la censura de los medios fue total había la preocupación de cómo se iba a enterar la gente si no tiene luz, no tiene Internet y no hay medios. Pero al final la gente se enteró. Recibimos una enorme lección de que hay que confiar en una sociedad que está dispuesta a abrazar la libertad.
–¿Cuál es la estrategia a seguir ahora?
–No hay que subestimar la estrategia del régimen que enfrentamos, y entender que ellos, Maduro y su entorno, han sido muy explícitos al respecto a que no están dispuestos a dejar el poder bajo ningún concepto. Hay que hacer que el movimiento social que ya arrancó se consolide y se amplíe para poder hablarle a los venezolanos que puedan tener miedo del cambio que nosotros representamos. Tenemos que tomar la iniciativa y hacerle sentir a los venezolanos que va a ser en beneficio de todos. Hay algunos actores que por diversas razones se podrían sentir cercanos a Maduro, pero que al final tienen incentivos para que este proceso avance y se dé una transición ordenada y sostenida. Me refiero a algunos gobiernos de América Latina, como Colombia, Brasil, Chile, México. Hay que transmitir la disposición de coordinar fuerzas con todos estos actores para generar incentivos sobre el propio régimen que deriven en una negociación con más vigor y legitimidad.
–¿Confía en que el chavismo le levante la inhabilitación?
–He conocido muchas líneas rojas, por ejemplo las primarias, se decía que no se iban a celebrar. Y que jamás permitirían que yo compitiera y menos que las ganara. Mi sanción no es jurídica, es política, y estaba antes de las primarias. Tenía el mensaje de que la gente no votara por mí. Y no les funcionó, fue todo lo contrario. Generó un desafío al sistema. ¿Qué viene ahora? El avance de un proceso con muchas dimensiones. El chavismo está entendiendo que ha perdido la base social y en alguna medida la capacidad represiva. Las bases de las fuerzas armadas y los cuerpos de seguridad también tienen la sensación de que está pasando algo. Hay grandes tensiones internas en el seno de esta estructura heterárquica, con múltiples intereses, esto no es una dictadura convencional. Y necesita plata, porque han saqueado el país. Hay muchos incentivos y presiones para respetar el acuerdo que se firmó en Barbados. Ese acuerdo viene asociado al cumplimiento de una serie de compromisos que incluyen que todas aquellas personas que compitieron en las primarias puedan inscribirse en la próxima elección.
–¿Piensa que tiene que haber un plan B por si acaso esa habilitación no se produce?
–Tenemos que concentrarnos en respetar el mandato. Un plan B es desconocer el 22 de octubre [fecha en la que se celebró la Primaria]. Lo que hay que hacer es que Maduro entienda que por su propio interés tiene que cumplir con la palabra empeñada en Barbados.
–Pero si no le levanta la inhabilitación, ¿habría que buscar otra fórmula para concurrir a las elecciones o defender el mandato del 22 de octubre?
–Esas no son las únicas dos opciones. Defender el mandato del 22 no significa salir de un proceso electoral, todo lo contrario. El mandato es construir la fuerza y diseñar la estrategia para tener unas elecciones competitivas y que los venezolanos puedan elegir a la persona que votaron en las primarias.
–Pero si le impiden inscribirse como candidata…
–Faltan 12 meses. Hemos ido creando condiciones para que esa situación se revierta. Es un elemento de orden político que al final va a depender del equilibrio de las fuerzas políticas.
–Si se mantiene la inhabilitación, ¿daría un paso al lado y dejaría presentarse a otro candidato?
–Esa opción no existe. Vamos a construir la fuerza para lograr que las elecciones sean limpias y libres y eso pasa por respetar el acuerdo de Barbados, donde se recoge que el candidato ganador de las primarias puede inscribirse en las elecciones.
–Estos últimos movimientos del chavismo contra las primarias, ¿qué significan?
–La posición dentro del chavismo no es homogénea. Hay un sector que, por lo que ocurrió el 22 y las ondas expansivas que esto está teniendo, piensa que hay que avanzar hacia una transición ordenada y aceptar que serán oposición durante un tiempo y luego pretender volver, algo parecido a lo que ocurrió en Brasil con el PT. Han empezado a hablar al respecto. Hay otro sector dentro del chavismo que cree que con el control que tiene del sistema electoral podrían derrotarnos en las elecciones. Y algún sector que dice que en ningún caso se medirán conmigo.
EC/ EP