La dirigente María Corina Machado iniciará este miércoles una visita a Canadá durante la que testificará ante una comisión del Senado en Ottawa sobre la situación en su país, señaló hoy un portavoz de la dirigente. Un portavoz de Machado explicó a Efe que la dirigente opositora tiene previsto su llegada a Canadá para empezar su visita al país norteamericano, donde también se reunirá con grupos de venezolanos.
Machado viajó en abril pasado a Estrasburgo para comparecer ante la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo (PE), donde solicitó el envío de una delegación de eurodiputados a Venezuela «para ver de primera mano la represión de (el presidente), Nicolás Maduro». La líder de oposición se ha destacado como una de las voces más críticas contra el Gobierno de Maduro, quien le ha calificado de «personaje del fascismo».
A finales de marzo, la Asamblea Nacional venezolana la despojó de su investidura parlamentaria por supuestamente infringir la Constitución del país suramericano al aceptar que Panamá la nombrara su representante ante la Organización de Estados Americanos (OEA). Canadá y Venezuela mantienen unas tensas relaciones diplomáticas, acentuadas desde la llegada al poder en 2006 del primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper.
En 2012, el Gobierno Harper dijo que «tomó nota de la pacífica conducta» en las elecciones presidenciales celebradas en Venezuela pero sin mencionar la reelección de Hugo Chávez -el fallecido expresidente- o felicitar al mandatario venezolano por su victoria electoral. El ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, John Baird, canceló en 2013 la visita que tenía prevista a Venezuela pocas horas antes de que esta se iniciase.
Baird emitió un comunicado en el que señaló que esperaba que hubiese otra oportunidad «mutuamente conveniente» para conversar con las autoridades venezolanas. Posteriormente, Canadá decidió enviar al funeral de Hugo Chávez a un representante de segundo nivel, el diputado Bob Dechert, secretario parlamentario de Baird.
Canadá también presiona a EE.UU. para que apruebe la construcción de un controvertido oleoducto gigante que conectaría los pozos petrolíferos canadienses con las refinerías estadounidenses argumentando que de esta forma los estadounidenses se librarían de tener que adquirir crudo venezolano.
Agencias