COLOMBIA El país acude a las urnas el domingo 15 de junio
Los sondeos auguran una victoria de su marido, Juan Manuel Santos, este domingo
Desde que inicio su andadura como Primera Dama, en agosto de 2010, le comentó a este diario que solo quería ejercer la doble condición de madre de sus tres hijos y apoyo de su marido, además de poner en marcha algunos proyectos sociales. Entre ellos, uno que fue regando poco a poco por todo el país, llegando a los pueblos remotos, y que hoy día, cuatro años después, es modélico: «De cero a siempre». Son centros para educar niños desde que nacen. María Clemencia Rodríguez, 54 años, se convenció de que si se educan en un ambiente agradable, en construcciones nuevas, bien cuidadas, con el personal profesional adecuado, y alimentación de calidad, tienen más posibilidades de ser personas felices, capaces de superarse.
Introvertida, tímida, amistosa, cuatro años de Primera Dama le han dado soltura y se ha granjeado fama de esposa cariñosa, elegante y discreta -ha sido portada de numerosas revistas, algunas internacionales, como Vogue-, protectora de sus hijos. El país la recuerda abandonando la tribuna que presidía el desfile del Día de las Fuerzas Armadas, para interrumpir brevemente la marcha y abrazar emocionada a su hijo Esteban, el pequeño, que prestaba el servicio militar y caminaba erguido junto a soldados profesionales.
Si en 2010 apenas era la silenciosa acompañante en la campaña electoral y eludía las cuestiones peliagudas aunque le dolieran, ahora saca las uñas cuando se trata de defender la labor de Juan Manuel Santos, con quien se casó en 1988, después de separarse de su primer marido, o el papel que juegan sus hijos. En especial el mayor, Martín, 24 años, que nunca ha dado un escándalo pese a tener bastante protagonismo y casar agrias peleas en redes sociales con contradictores de su padre y con los hijos de algunos de ellos.
Efectos del poder
En uno de los debates presidenciales, en el que hubo un duro enfrentamiento entre Santos y Zuluaga, EL MUNDO le preguntó su opinión en uno de los descansos. «Es un candidato agresivo, que con argumentos débiles se va lanza en ristre contra el Presidente. Es la cultura del miedo la que representan los que quieren la guerra», manifestó en un tono que habría sonado extraño cuatro años atrás. «Y es claro que no está sensibilizado con la pobreza».
Hay personas que conocen su evolución en estos años y aseguran que el poder la volvió distante, difícil, excesivamente pendiente de su imagen, capaz de armar tormentas porque una foto o un reportaje no le gustan. Otras personas cercanas, sin embargo, defienden que sigue fiel a sí misma, amiga de sus amigos, sencilla, y que solo las críticas injustas, en especial si se refieren a sus hijos, le descomponen.
Suele repetir que la presidencia les ha dejado «cosas buenas por montones y como familia nos hemos unido más». Pero, dice, también han aprendido el lado oscuro, que «en la política sale lo peor del ser humano». Se queja, en otros, de Francisco Santos, primo hermano de su marido y un enconado opositor, del que ella dice sentirse profundamente dolida.
Quizá la ocasión más dura para la familia fue cuando al Presidente le descubrieron un tumor en la próstata, pero se lo extirparon a tiempo y pudo seguir ejerciendo su labor sin problemas.
María Clemencia, Tutina para sus íntimos, que estudió Diseño Industrial y trabajó varios años hasta que dejó todo para centrarse en su familia, auguraba que vencerían en primera vuelta. No lo consiguieron, pero no duda que lo harán el domingo y será testigo especial de la firma del proceso de paz con las FARC que conseguirá su marido.
Fuente: elmundo.es
Imagen: María Clemencia Rodríguez en un acto militar.