Las costas venezolanas han tenido mucho movimiento en las semanas recientes. La última acción ocurrió la madrugada de este domingo, un operativo en contra de lo que Néstor Reverol, vocero del régimen, calificó como invasión marítima, que tuvo su epicentro en las playas de Macuto.
Reverol dijo que los presuntos terroristas ingresaron en lanchas rápidas, que venían de Colombia. En el enfrentamiento con los cuerpos de seguridad murieron ocho personas, confirmó Diosdado Cabello, que además señaló que uno de los detenidos era agente de la DEA.
Entre los fallecidos señalaron a Robert Colina, que habría sido jefe de seguridad del ex ministro Andrés Izarra. Querían, lo aseguró Reverol, asesinar a líderes chavistas e intentar un golpe de Estado en contra del régimen usurpador.
¿Y si todo el alboroto no es más que una continuación de la película que ya comenzó a desarrollarse en Punto Fijo hace unas semanas? ¿Y si aquí lo que está pasando es una lucha entre bandas que tratan de hacerse con el control del narcotráfico que se pasea sin ton ni son por las costas venezolanas?
Es bueno recordar que a mediados de abril hubo unos presuntos operativos en Falcón y Carabobo contra traficantes de droga. Los señalados, reconocidos en ambos estados por sus relaciones e incluso trabajo social, presuntamente incursionaron en territorios reservados para otros pesos pesados.
El régimen no acudió allí al manido recurso de la invasión, pero todo ha quedado en el oscurantismo. Algunos escaparon. Se utilizó al Ministerio Público para encubrir y acusar, las explicaciones que se han dado son escuetas, casi inexistentes, y siempre terminan culpando al imperio de las falencias.
También reina el misterio en los aeropuertos. Las Piedras, en Falcón, y Simón Bolívar, en Maiquetía, recibieron en los últimos días aeronaves cuya procedencia no es clara. Versiones ha habido para coleccionar. Todas las agencias de noticias han especulado con la especie. En unos casos se habló de la aerolínea iraní Mahan Air trayendo piezas para la refinería de El Palito o llevándose oro de Venezuela con destino incierto.
Mucho más creíble es que toda esta podredumbre está interrelacionada, que en los mares y cielos venezolanos campea el narcotráfico y que, hasta donde podemos abarcar con nuestro limitado entendimiento, este tinglado de corruptela y descomposición, es más grande de lo que pensábamos.