“¡’La Mano de Dios’ está con nosotros!”, aulló Nicolás Maduro en plena fiesta roja rojita, sobre la tarima principal montada en la avenida Bolívar de Caracas. Detrás suyo, una cohorte de ultrachavistas miraba con devoción a Diego Maradona.
Quien fuera el mejor jugador de fútbol del mundo se ha convertido en un entrenador de resultados mediocres. En lo político, suele defender a gobiernos de orientaciones políticas cambiantes, aunque siempre de corte populista. De su vida personal, mucho más ajetreada, no vale la pena ocuparse aquí.
La presencia del “10” en el palco oficialista no se extendió a mucho más que marcar presencia en el escenario y lanzar al público las pelotas que le proveía la troupe madurista. Algún cantante buscó su complicidad para entonar algunos de los hits chavistas, pero el 10 lo esquivó sin esfuerzo. Para esto, su cintura sí luce intacta.
Pocas horas antes, Henrique Capriles había sugerido a través de Infobae América prestar atención a los actos del oficialismo, haciendo foco en que se convirtieron en una sucesión de números musicales que le restaban peso a la raíz política de la convocatoria.
“Los grandes protagonistas de sus actos (los de Maduro) son los artistas”, disparó Capriles, “no se sabe si es un concierto o… la verdad es que es una diferencia (con Chávez) que la deben estar sintiendo los seguidores del partido que está en el gobierno”, evaluó.
Sin embargo, si algo no se le ha escapado a Capriles y la Mesa de Unidad Democrática es que la fórmula funciona. Por eso, más allá de las críticas, han desarrollado su propia red de artistas famosos a los que recurrir para generar identificación por fuera de la política dura.
Así, en Zulia se pudo ver un prolongado monólogo de Ricardo Montaner, quien creció en esa región de Venezuela y cantó en un show que ayudo a preparar a los caprilistas para los discursos de fondo. La escala es, por supuesto, mucho menor. Pero la estrategia no difiere demasiado.
Un día después, el cierre de campaña opositor en Lara marcó otra vez la presencia de músicos: Karina y Guillermo Dávila, junto a los actores e intérpretes Rolando Padilla y Guillermo García estuvieron a cargo de entonar “Venezuela”, el tema que dio pie a las palabras de Henri Falcón, gobernador local.
Tampoco en la camioneta que trasladó a Capriles -otra analogía al derrotero ya tradicional de los chavistas- faltaron las caras conocidas para los venezolanos: allí estuvo la animadora Camila Canabal.
Al candidato opositor no le falta razón cuando señala la tendencia cada mes más cercana al show que han desarrollado las concentraciones políticas. Se podría agregar que nadie le ha escapado a esa tendencia en la campaña venezolana, en la que dos candidatos nuevos buscan afirmarse como líderes nacionales.
Para hacer crecer su carisma han recurrido a artistas o deportistas. Pero el 14 de abril Venezuela debe elegir entre dos políticos. Ni Maradona ni Montaner estarán entre las caras que aparecen en las boletas del CNE. /JM
fuente: Infobae
