Manifestantes antigubernamentales que impugnan los resultados electorales irrumpieron este martes en el edificio que alberga el parlamento y la administración presidencial en la capital de Kirguistán y liberaron de su prisión al expresidente Almazbek Atambayev, según uno de sus partidarios y la prensa.
Los manifestantes, que reclaman la dimisión del presidente Sooronbai Jeenbekov y la celebración de nuevas elecciones legislativas, no se toparon con resistencia, informaron testigos a la AFP.
Las acusaciones de fraude, sobre todo de compra de votos, empañaron los comicios del domingo.
El jefe de la misión de la OSCE que ejerció de observadora en las elecciones, Thomas Boserup, estimó que los comicios “se desarrollaron bien en general”, pero las “acusaciones creíbles de compra de votos suscitan gran preocupación”.
Los manifestantes liberaron al expresidente Almazbek Atambayev “sin hacer uso de la fuerza ni de armas”, afirmó a la AFP uno de sus partidarios, Adil Turdukuov, quien asegura haberlo presenciado.
La celda del exdirigente, que purgaba una pena de 11 años de cárcel y es un exprotegido del actual, se halla en las instalaciones del Comité de Seguridad y, según su partidario, los guardias no opusieron resistencia.
Los videos difundidos poco después en las redes sociales muestran a Atambayev saludando a sus seguidores.
Un testigo que participó en la irrupción en el Parlamento declaró a la AFP, pidiendo mantener el anonimato, que unos manifestantes se abrieron paso en el edificio. “Nadie intentó protegerlo cuando entró la muchedumbre”, dijo.
“Paramos, cantamos el himno nacional y entramos en el edificio sin (toparnos) con resistencia”, agregó, precisando que solo había “personal técnico” en el interior que pronto se fue.
Las fotos publicadas por el servicio kirguís de Radio Free Europe muestran a manifestantes caminando por la principal sede del gobierno de Kirguistán. Otros medios locales también informaron de la toma del edificio.
El lunes, al menos 120 personas fueron hospitalizadas en Biskek tras enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que impugnan los resultados de las elecciones de la víspera en las que se impusieron dos partidos cercanos al poder.
La policía utilizó granadas aturdidoras y gases lacrimógenos para dispersar a los cientos de manifestantes congregados en el centro de la ciudad.
“Más de 120 personas fueron hospitalizadas, varias de ellas en estado grave”, anunció el ministerio de Salud, agregando que aproximadamente la mitad eran “agentes de las fuerzas del orden”.
La manifestación fue convocada por cinco partidos que no alcanzaron el 7% necesario para entrar en el parlamento.
Mitigar la tensión
Para intentar mitigar la tensión, la oficina de Sooronbay Jeenbekov anunció el lunes que el presidente de 61 años, elegido en 2017, se reuniría el martes con los líderes de 16 partidos que participaron en los comicios.
Por la noche, el partido progubernamental Birimdik anunció que aceptaba la idea de nuevas elecciones, y pidió a las demás formaciones que superaron el 7% que hagan lo propio.
Birimdik y el partido Mekenim Kirguistán, ambos a favor de Jeenbekov y de una integración más estrecha en la Unión Económica Euroasiática promovida por Moscú, están codo a codo con alrededor de un cuarto de los votos.
Se prevé que el partido propresidencial Kirguistán permanezca en el parlamento con casi el 9% de los votos. Otras dos formaciones, una nacionalista y otra fundada por un ex primer ministro, también deberían superar el 7%.
Miedo a saqueos
Los enfrentamientos continuaron por la noche en las calles cercanas a la plaza Ala-Too de Biskek, donde los manifestantes se reunieron inicialmente, constató una corresponsal de la AFP.
Según muchos testigos, las tiendas del centro de la ciudad han retirado sus productos de los estantes por miedo a posibles saqueos.
Por la tarde, al menos 5.000 personas se congregaron en la plaza Ala-Too, cerca de la presidencia, coreando lemas contra el gobierno. “¡Fuera Jeenbekov! ¡Fuera Matraimov!”, gritaban dirigiéndose al presidente y a un exalto cargo acusado de corrupción.
La plaza Ala-Too fue el punto de partida de dos revoluciones, en 2005 y 2010, que derrocaron sucesivamente a dos presidentes autoritarios.
Un cantante popular en el país, Mirbek Atabekov, acusó a “los políticos de anteponer el dinero por encima de todo” y pidió a la multitud que no responda a las provocaciones.
Rodeado de regímenes autoritarios, Kirguistán, un país pobre, es una excepción democrática en Asia Central, pero las transiciones políticas siempre han sido convulsas.
AFP