Mamá y bebé en sintonía fitness

Mamá y bebé en sintonía fitness

Tanto para las mujeres que entrenaron antes y durante el embarazo, como para aquellas que nunca lo hicieron, lo recomendable es comenzar un plan de ejercicios trascurrido el primer trimestre después del parto. Luego de darle cobijo a un bebé durante nueve meses, el organismo semeja un cuadro cubista, así que, hay que darle tiempo a los órganos para que se reacomoden y las inflamaciones bajen.

 

En este sentido abundan las individualidades. Explica Karyn Rengifo, instructora de Pilates, que “no se puede comparar a una mujer que ha entrenado durante años y haya tenido un embarazo normal con otra que haya sido sedentaria con un embarazo de alto riesgo, por nombrar dos de los extremos dentro de un abanico de situaciones que se pueden presentar”. Además, “el tiempo de recuperación de una cesárea es distinto al del parto natural, por lo que es fundamental contar con la aprobación médica y la supervisión de un entrenador certificado en el momento de comenzar la actividad física”, comenta Rengifo.

 

Esos tres meses de aparente inactividad pueden resultar muy útiles para una mujer motivada a recobrar y potenciar su figura. Es tiempo de observar, conocer y establecer las rutinas del bebé, de manera que nos permitan insertar en el futuro próximo ese espacio tan preciado para dedicarnos a nosotras mismas. Podrías darte cuenta que tu bebé puede permanecer un buen rato sentado en su asiento o mecedora, mientras tú haces abdominales, también la duración de la siesta vespertina es perfecta para hacer una sesión de zumba.

 

Una vez que tu cuerpo te indique que estás lista para darle el uso correcto a tu ropa deportiva, la intensidad del ejercicio debe aumentar progresivamente. Es importante, según Rengifo, conocer nuestros límites e irlos superando poco a poco para evitar lesiones y fortalecer el compromiso con el entrenamiento.

 

Si te es difícil salir de casa o entrenar bajo la supervisión de un profesional, debes tomar en cuenta que un plan de ejercicios completo está conformado por tres etapas: calentamiento, entrenamiento (el cual debe dividirse entre ejercicios cardiovasculares, tonificación y fortalecimiento muscular) y estiramiento, vital para lograr una figura más estilizada, elástica, flexible y preparada para continuar al día siguiente con el ejercicio.

 

Si, por otra parte, la mujer tiene la posibilidad de ejercitarse fuera de casa o con un entrenador personal Rengifo sugiere combinar cualquiera de las modalidades del Pilates -piso, máquinas, ‘fitball’, hamacas o aquapilates- con 45 minutos de caminata diaria. Esta disciplina funciona bien en esta etapa porque, además de enfocarse en el abdomen, que es la parte del cuerpo que más sufre con el embarazo, también ayuda a fortalecer los músculos de las piernas, el trasverso en la zona abdominal baja, la espalda baja y los brazos, áreas que están, además, altamente comprometidas con la tarea de ser mamá.

 

Fuente: Estética y Salud 

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