Entre las comillas que abundaron el miércoles en el discurso del presidente de Venezuela Nicolás Maduro, se colaron nombramientos de ministros y llamados al consenso. “Mi llamado a un diálogo nacional constructivo con todo el país para trabajar por una paz duradera, estable y justa; un diálogo nacional para la acción inmediata, pero con carácter estructural; un diálogo para cambiarlo todo”, dijo durante un discurso que se extendió por casi cuatro horas.
El politólogo Jesús Castillo considera que Maduro buscó desdoblarse el miércoles, como Presidente de la República y como presidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En ambos casos, su meta, estima, era lograr crear puentes para mantener la gobernabilidad en el país: “parece entender que necesita lograr la convivencia, tanto afuera como dentro del partido”.
A la oposición, en medio de las críticas que lanzó en su discurso, los reconoció –estima Castillo– como factores con los cuales es necesario mantener los puentes, mientras que a sus camaradas que hacen vida en la revolución les pidió evitar los radicalismos. “Eso pareció ocurrir al reconocer la existencia de algunos problemas en el país, al tiempo que hizo un llamado a sus colaboradores a sumarse en esta idea”.
Sabotaje interno
El politólogo Esteban Oria es menos optimista que Castillo, aunque sí admite que desde la tribuna del Parlamento Maduro hizo un llamado al diálogo. “Esto no es consecuente con el comportamiento que tiene el PSUV”. El punto de mayor discordia lo coloca Oria sobre Diosdado Cabello, presidente del Parlamento, observa que del discurso del diputado hay mucha mayor confrontación, y aunque no se atreve a decir que las acciones sean parte de una estrategia política, piensa que le hace un flaco favor a la intención de sumar esfuerzo para la gobernabilidad.
Los cambios en los ministerios son, a juicio de Castillo, parte de la estrategia de diálogo, porque considera que Maduro ha buscado fichas gerenciales con poco impacto político para que no obstaculicen su proceso de conversaciones con la oposición. “El primer mensaje parece el de no generar conflictos”, además de rodearse de funcionarios aliados, que admite indirectamente que no necesariamente son las mismas fichas que tenía el fallecido Hugo Chávez.
El ascenso de Rodolfo Marco Torres, como ministro general de Finanzas y la Banca Pública; Andreína Tarazón, a la superintendencia de costos y precios justos; y el atornillamiento de Rafael Ramírez como ministro de Petróleo y presidente de Petróleos de Venezuela (PDVSA); son muestras para Castillo de que lo que Maduro busca mantener cuadros que actúen gerencialmente y que no impliquen actuaciones políticas. “Así no se sacrifica a un cuadro político”, dice el politólogo, en el supuesto de que no logren cumplir con las responsabilidades que tienen en sus manos.
También es cierto, estima Castillo, que el oficialismo no tiene muchas figuras para refrescar el Gabinete. “No tiene mucha gente con quien contar, porque busca sus aliados, no los que eran de Chávez”. A Oria le llama la atención el poder que toma el hasta ahora ministro de la Banca Pública, Rodolfo Marco Torres, quien asume la cartera (en fusión) con el Ministerio de Finanzas. “Lo que uno observa es la hegemonía del sector militar. Los militares se encargan ahora de la parte financiera del país. Parece ser este un gobierno con una tendencia más militar que civil”.
Insatisfechos
La oposición no está conforme. Ayer, a través de un comunicado, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) estimó que el balance de gestión del jefe de Estado poco sirvió para dar respuestas a los venezolanos de los principales problemas del país como la inseguridad y la escasez, sino que se basó en excusas y acusaciones falsas para evadir sus responsabilidades en el fracaso de las políticas gubernamentales.
La MUD tildó de cambios burocráticos los enroques ministeriales que anunció Nicolás Maduro, y mostró preocupación por el cambio de Nelson Merentes como presidente del Banco Central de Venezuela (BCV). “Es una señal clara de la improvisación y la volubilidad de las decisiones relacionadas con las áreas económicas de este gobierno”.
Revolucionarios aludidos
Maduro planteó ayer, durante su mensaje anual, que no aceptaría chantajes: “ni de la ultraderecha ni de la ultraizquierda”, aclaró. Aludidos, ayer, a través de la web Aporrea.org, saltaron a responder quienes se sienten aludidos del lado del chavismo: “Se nos ha catalogado de ultraizquierdistas ¡por nuestras opiniones!, ¡es un honor!”, escribió Toby Valderrama.
La polémica se originó cuando Valderrama señaló que el Plan de la Patria presentado por Maduro ante la AN no era el mismo que había aprobado Hugo Chávez. Los críticos han dicho que ven que la revolución no está trabajando hacia los sectores más necesitados: “Nuestra base social se transvasa hacia las filas enemigas o se paraliza, apática, confusa.
Los números electorales, lo débil de las movilizaciones, de la organización social revolucionaria que ha quedado en el papel, los valores del egoísmo y consumismo que, más allá de la retórica, la Revolución alienta, todo indica que se está perdiendo terreno”.
La Verdad