«Tenemos pruebas de la articulación de líderes principales de la derecha extrema venezolana, de la derecha extrema de Colombia, con bandas criminales a las cuales les pagan con drogas y dólares… Para que salgan a matar gente seleccionada por ellos y crear una situación de caos en el país». La última ola de violencia que sufre Venezuela, compuesta de homicidios, linchamientos y pequeñas batallas a tiro limpio entre policías y bandas, ya tiene un culpable según Nicolás Maduro: la oposición.
El primer mandatario salió al paso del vendaval de críticas suscitado tras el asesinato del dirigente universitario Conan Quintana durante un atraco el jueves en La Candelaria, el barrio caraqueño de los emigrantes españoles y portugueses. Y una vez másculpó a la oposición sin una sola prueba, la narrativa favorita del chavismo para mantener prietas sus filas más radicales.
«Han importado la violencia criminal de Colombia… y la han instalado en Venezuela. Estamos enfrentando conspiraciones, perversidades, maldades, pero nosotros estamos hechos para tener el poder, la capacidad para pasarles por encima y convertir los problemas en una escuela de valores», se justificó el ‘hijo de Chávez’ durante un acto político en Los Teques, localidad cercana a Caracas.
«Yo soy el presidente de las dificultades construyendo victorias», se ufanó Maduro pese a que Venezuela se ha situado en el segundo lugar del ránking planetario de la violencia. Al igual que ocurre con las cifras económicas, el chavismo no facilita información sobre la guerra no declarada en las calles del país. Según el Observatorio Venezolano de la Violencia, en 2014 se produjeron 24.980 homicidios, una cifra que contrasta con los 4.550 del último año antes de asumir Hugo Chávez el poder en 1999.
DANIEL LOZANO