Venezuela no puede “seguir como está” y el gobierno del presidente Nicolás Maduro tiene que abrirse al diálogo, pidió este viernes el mandatario de Argentina, Mauricio Macri, al evitar referirse a la Carta Democrática Interamericana contra ese país como prometió invocarla en campaña.
“Estoy aún más preocupado de lo que estaba hace unos meses atrás con lo que pasa en Venezuela. Las noticias que llegan son alarmantes, en términos de tensión que tiene la población, falta de alimentos, medicamentos, energía”, dijo Macri al ser consultado sobre su anunciado apoyo a la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos (OEA) cuando era candidato presidencial el año pasado.
En una conferencia con corresponsales extranjeros, el mandatario argentino insistió que siguen con preocupación la actualidad de la nación petrolera.
“Lo que hoy pido desde acá y nos ofrecemos como argentinos es que se abra algún tipo de diálogo para que esto pare porque siento que el pueblo venezolano la está pasando muy mal, muy mal, así que yo le pido al gobierno de Venezuela que abra la puerta del diálogo para que se dé un proceso de transición porque así Venezuela no puede continuar”, apuntó.
Macri enfatizó que seguirán reclamando, lo que para Argentina es una política de Estado, “la defensa de los derechos humanos y en defensa de los derechos de todos los venezolanos”, dijo.
Este mismo viernes en Washington, la canciller argentina Susana Malcorra había afirmado que la situación política en Venezuela es “complicada”, pero consideró “apresurado” invocar el mecanismo de la Carta Democrática de la OEA.
“Todos tenemos que ser sumamente responsables; es una situación muy difícil, muy compleja”, dijo Malcorra luego de participar de la sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA, que sesionó convocada por Venezuela para analizar la situación en ese país.
La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, arremetió contra el secretario general de la OEA Luis Almagro, señalándolo de desviarse de sus funciones y “pasar por encima de los Estados” para invocar la Carta Democrática Interamericana, que contempla la intervención del organismo de ocurrir una “alteración grave” de la democracia en uno de los países miembro.
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