A los catorce años, Macaulay Culkin decidió alejarse de la actuación cuando aún se encontraba en la cima de su popularidad, ya que durante su infancia casi no participó en actividades grupales y pasaba largas jornadas trabajando solo en los rodajes.
El actor explicó a People que ese retiro temprano obedeció al deseo de vivir experiencias propias de un adolescente y escapar de la presión y la soledad asociadas a su éxito en películas como «Mi pobre angelito». Culkin relató que anhelaba socializar con personas de su edad.
Recordó que frecuentemente grababa escenas en soledad, con escasa interacción con otros intérpretes y perdiendo celebraciones o eventos relevantes durante la adolescencia. “No hacía trabajos en grupo, era yo solo […] No puedo decir cuántos Bar Mitzvah me perdí”, expresó la estrella, resaltando así el aislamiento y la falta de convivencia en aquellos años.
La relación con su padre, Kit Culkin, influyó de forma decisiva en la infancia y la carrera del artista. Tras la separación de sus padres en 1995, el distanciamiento con su progenitor fue definitivo.
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