Chapas, camisas, calcomanias, afiches: la imagen del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, condenado en segunda instancia por corrupción, es aún hoy un referente de la izquierda latinoamericana, pero también un exitoso producto de mercadotecnia que ha sabido renovarse con los años.
Los militantes que asisten a un acto del exmandatario son capaces de esperar apiñados durante horas para ver y escuchar a su líder, acorralado por la Justicia, con siete causas penales abiertas y una condena de 12 años de prisión por corrupción y lavado de dinero, reseñó Efe.
Calificado en el pasado por el expresidente estadounidense Barack Obama como «el político más popular de la Tierra», el carismático líder continúa despertando las pasiones de unos simpatizantes que aún le ven como una auténtica «estrella del rock».
Esta semana, sus incondicionales, algunos de ellos muy jóvenes, respondían con gritos desesperados cada saludo de un Lula que, desde el miércoles, está más cerca de la cárcel y de ser inhabilitado para las elecciones presidenciales de octubre, a pesar de liderar todos los sondeos de opinión.
En Porto Alegre, donde se celebró el juicio que terminó en un aumento de su condena, saltaban literalmente de emoción con la simple presencia del icono socialista de 72 años, como si se tratase de cualquier estrella famosa.
Lee la nota completa en El Universal