FC BarcelonaAcaba contrato el 30 de junio
Su decisión afecta a más gente y condiciona la planificación de la 2017-18
Termina 2016 y ni el Barcelona ni su hinchada saben si el entrenador del primer equipo de fútbol, Luis Enrique, seguirá en el cargo más allá del próximo 30 de junio. Al gijonés no lo no va a echar nadie. Igual que hizo en sus etapas en el Barça B, la Roma y el Celta, él mandará sobre su futuro. Los resultados ya los tiene. Acumula un crédito considerable por todo lo que ha conseguido en dos temporadas y media en el banquillo del Camp Nou, por todo lo que todavía puede lograr en la presente campaña y, sobre todo, por haber hecho competir al conjunto culé, con Leo Messi a la cabeza, después de la salida de Pep Guardiola, la pérdida de Tito Vilanova y el pésimo año a las órdenes de Gerardo Martino.
Los éxitos le conceden un margen de tiempo para decidir si quiere iniciar su cuarto proyecto en el Barça o si prefiere tomarse un año sabático, tal y como reconoció hace unos días en una entrevista en el canal del club: «Si mi futuro no está aquí, no estará en ninguna parte». No obstante, en el club, como es lógico, no están dispuestos a aguardar hasta la primavera para que Luis Enrique despeje la incógnita. La Directiva y los ejecutivos encargados de la planificación deportiva esperan novedades antes de que empiece el tramo decisivo de la temporada. Otra cosa es que se anuncie la decisión en cuestión en ese momento.
Precedentes de adiós
Por ejemplo, en 2012, Guardiola esperó al desenlace de los títulos en mayo para decir públicamente que no seguiría, cosa que ya había decidido y compartido internamente antes de las fiestas. Hasta entonces, tiró pelotas fuera en las decenas de preguntas que le hicieron en rueda de prensa. Luis Enrique también tiene su precedente de adiós en el Barça. Fue en 2011, cuando preparaba al filial azulgrana. Mediada su tercera temporada, anunció que abandonaba el Mini. «La permanencia está encarrilada y hemos ayudado a la formación de futbolistas para el primer equipo. Ahora busco nuevos retos y no sé dónde me llevará el futuro. No me preocupa nada», explicó. Poco después, se comprometió con la Roma.
El porvenir de Lucho responderá a lo que le apetezca, a lo que sienta él, pero también está asociado, es evidente, a las personas que trabajan con él en el día a día y que dependen de sus decisiones deportivas. Sus colaboradores más cercanos serán los primeros en enterarse. Mientras, jugadores implicados y posibles sustitutos también están atentos a lo que suceda.
MARCA
XAVI HERNÁNDEZ
BARCELONA