Rozaros discretamente bajo la mesa o apretaros el uno contra el otro cuando estáis rodeados de gente no es malo. Sin embargo, entrar en temas mayores en un autobús o en una cabina telefónica no es «extraño», pero resulta, indudablemente, de mal gusto.
Además de peligroso, ya que el comportamiento obsceno o las muestras de sexo en público pueden ser consideradas como una alteración del orden público, lo que tal vez te metería en problemas.
Lo que pasa con personas a las que sólo disfrutan con el sexo en público es que es su única forma de sentirse excitada. Puede ser que la razón sea que divertirse jugando en lugares públicos esté motivado por la amenaza de ser descubierta y castigada si te pillan. Pero el caso es que no está bien.
En estos casos habría que intentar satisfacer en privado el deseo de sexo en público con ayuda de la imaginación. Por ejemplo, pon vídeos familiares mientras estás haciendo el amor en casa. O pídele a tu amante que te acaricie todo el cuerpo mientras hablas por teléfono, ya sea encargando una pizza o hablando con tu anciana tía soltera.
Si no puedes dar rienda suelta a tus deseos en privado es posible que necesites la ayuda de un terapeuta.
Cosmopolitan