En estas dietas el aporte de energía procedente de las proteínas llega a ser del 40 al 45% y el de las grasas no supera casi nunca el 20-25%.
Una dieta hiperproteica es aquella con elevada ingesta de proteínas en detrimento de los hidratos de carbono, un desequilibrio que pasa factura a nuestra salud si se aplica de forma regular y prolongada para perder peso. Esta es la base de la dieta de Pierre Dukan, de nuevo cuestionada tras la expulsión del famoso doctor del colegio francés de médicos.
Varios especialistas en Nutrición y Endocrinología consultados por Efesalud coinciden en señalar que la mejor dieta para adelgazar es aquella en la que, aunque se reduzca el consumo medio de calorías, incluya de forma equilibrada todos los macronutrientes (proteínas, hidratos de carbono y grasas).
Una dieta equilibrada, acompañada por ejercicio, nos hace perder peso de forma más lenta pero sostenido en el tiempo, mientras que un régimen con alto contenido protéico provoca que los kilos se vayan con facilidad pero que, en cuanto abandonamos la dieta, regresan rápidamente, incluso superando el peso original.
Es lo que se llama “efecto rebote” o “efecto yo-yo”, cuando se pierde peso y volumen a expensas de glucógeno, agua y proteínas de la masa magra (el músculo) y no de la masa grasa.
¿Por qué una dieta hiperproteica nos perjudica?
En menú rico en carnes, pollo, pescados, huevos y mariscos; escasos hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, legumbre…) y poca fruta se convierte en hiperproteico. En estas dietas el aporte de energía procedente de las proteínas llega a ser del 40 al 45% y el de las grasas no supera casi nunca el 20-25%. Estas son las consecuencias:
- Se basan en el mayor efecto saciante y termogénico de las proteínas, por lo que controlan el apetito debido a la movilización que producen de cuerpos cetónicos.
- Precisamente la ausencia de hidratos de carbono provoca la formación de cetonas que se acumulan en la sangre y pueden provocar náuseas y fatiga.
- Se produce una sobrecarga hepática y renal como consecuencia del aumento del metabolismo de las proteínas.
- Aumentan los niveles de ácido úrico y su depósito en forma de cristal en las articulaciones (provocando riesgo de gota).
- Disminución de la absorción del calcio, lo que podría aumentar el riesgo de osteoporosis.
- La pérdida de peso es más de agua que de grasa, por lo que se recupera con facilidad en cuanto se abandona la dieta.
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