En medio de los temas de mayor urgencia que exige atender la situación económica del país, existen una serie de puntos prioritarios que deben marcar la agenda en cuanto al planteamiento de soluciones a la problemática actual. A continuación, se describen estos aspectos que reclaman la mayor atención por parte de quienes diseñan las políticas públicas.
Atender la escasez, como primer ejemplo, sigue siendo un objetivo de mayor importancia, tomando en consideración que este indicador se agravó en el mes de marzo al alcanzar un 29,4%. La falta de productos en el mercado por encima del 25% corresponde a circunstancias extraordinarias y prácticamente sin precedentes en la historia reciente.
Aunado a este último, persiste el objetivo de controlar la inflación, frenando la escalada de precios que experimenta la economía a lo largo de los últimos años. Lejos de atenuarse, este fenómeno se ha ido acelerando hasta el más reciente 4,1% de alza mensual que se registró el pasado mes de marzo, con una especial incidencia en los rubros de mayor interés para las clases populares como lo son alimentos y transporte.
Con una Inflación General de 4,1% para marzo de 2014, la economía venezolana acumula una inflación de 10,1% en 2014, muy cercana a la inflación de Latinoamérica y el Caribe para el 2013 de 10,8% (FMI). Además, para marzo 2014 Venezuela registró una inflación interanual de 59,4%, siendo la más alta de la historia del INPC, cuyo índice comenzó a elaborarse en 2008. Por esta, entre otras razones, la importancia de revertir estos altos valores de la inflación.
Controlar el poder adquisitivo debe ser otra de las prioridades, en defensa de la capacidad de compra de las familias quienes, de acuerdo con las estadísticas oficiales, obtienen un promedio de 9.000 bolívares al mes. Según distintas mediciones, este ingreso se queda muy justo o incluso por debajo de los requerimientos mínimos de la canasta familiar, por lo que diversos gremios han empezado a exigir anuncios de aumento de salario que vayan en línea con una inflación alrededor del 60% anual.
Atender el déficit fiscal no deja de tener la mayor importancia ante la contradicción entre ingresos comprometidos frente a un elevado gasto público, y la necesidad de impresión de dinero inorgánico que acentúa los problemas anteriores en un círculo vicioso.
Por último pero no menos importante, defender el valor de la moneda permanece como uno de los retos fundamentales de la economía nacional. En este sentido, los ensayos hacia un sistema de libre oferta y demanda de divisas que se estabilice de manera natural en la ruta hacia la unificación del tipo de cambio requieren todavía de ajustes en el Sicad II y el resto de los mecanismos de adquisición de moneda extranjera.
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