La segunda noche de la Convención Republicana estuvo marcada por los mensajes sobre inmigración y la importancia de la familia. Desde la Casa Blanca, la primera dama, Melania Trump, contó su experiencia como migrante y aseguró que Estados Unidos es una «tierra de oportunidades».
Por Antoni Belchi
La primera dama de Estados Unidos, Melania Trump, durante su intervención desde la Casa Blanca en la Convención Nacional Republicana.
WASHINGTON D.C. – La segunda noche de la Convención Nacional Republicana abordó la importancia de la familia, las cuestiones migratorias, la fe y la reforma judicial, al tiempo que muchos de los oradores advertían de la necesidad de “proteger las libertades” de los ciudadanos que, según dicen, estarían amenazadas “por un gobierno de extrema izquierda” presidido por Joe Biden.
Una de las sorpresas de la noche fue la intervención del presidente Donald Trump durante una ceremonia de naturalización, que tuvo lugar en uno de los salones de la Casa Blanca. El evento sirvió para reivindicar el sentimiento patriota de los estadounidenses, incluso de aquellos que no han nacido en el país.
El tema migratorio: el orgullo de convertirse en ciudadano
En esta ceremonia, diseñada especialmente para la Convención Republicana, participaron cinco extranjeros -entre ellos un boliviano- que a partir de ese momento se convertían oficialmente en ciudadanos estadounidenses.
Trump aseguró que “no hay mayor honor que ser estadounidense” y señaló que “con el juramento de fidelidad” cada uno de los nuevos ciudadanos adquiere un “compromiso inquebrantable: su lealtad a la Constitución y al estilo de vida estadounidense”.
Tom Pérez, líder del Comité Nacional Demócrata, criticó la puesta en escena del presidente Trump con inmigrantes recalcando que el gesto contrasta con sus políticas en esta cuestión. “Trump ha separado a familias, ha puesto a niños en jaulas, ha atacado al DACA y ha pintado a los inmigrantes como criminales, mientras miles de familias esperan en la frontera para el asilo”.
Voz de América