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Los que piden auxilio

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Los que piden auxilio

   

En medio de la crudeza del conflicto en Ucrania que inunda todas las pantallas y redes sociales, los venezolanos no pueden olvidarse de las propias luchas y de los que sufren en esta tierra. Sobre todo porque la guerra a la que tratan de sobrevivir aquí los ciudadanos no es de semanas o meses, sino de años. Los delitos de lesa humanidad ocurren cada segundo.

 

 

En medio de la desesperación, hay gente valiente también que no se cansa de pedir auxilio ni de denunciar a viva voz su tragedia. Ejemplo digno de ello son los jubilados y pensionados. Ya corre por las redes sociales el aviso de que cobrarán los 125 bolívares del monto nuevo de la pensión más un retroactivo de 15 días. ¿Es motivo para que bajen la guardia y celebren? Por supuesto que no, y no lo hacen. Y menos si se toma en cuenta que un medicamento para alguna enfermedad crónica puede llegar a costar más de la mitad de ese mísero sueldo.

 

 

Aquí se reclama todos los días y se reciben ataques todos los días. Los muertos se cuentan por miles en más de 20 años, y de todas las edades. Además de los ciudadanos de la tercera edad, luchan los padres para mantener a sus hijos, casi todos sumidos irremediablemente en la desnutrición. No por un bloqueo, como quisieran hacer ver los del gobierno chavista, sino porque ellos se dieron a la tarea de destruir la economía de tal forma que a nadie le alcanza el dinero para comprar los alimentos más básicos.

 

 

La pelea es en las calles, pero no con armamento y ni siquiera marchando. La lucha es por la supervivencia; todavía hay muchos venezolanos que insisten en seguir con su vida a pesar de que el gobierno chavista se las haga imposible, y por eso salen a buscar algo de sustento; cada vez es más difícil, pues a menos combustible, menos transporte. Ya no hay ni cómo llegar a los centros de trabajo. Ahora, a todas las penurias que sufren los pocos trabajadores que quedan, que ni agua en sus casas tienen, se les suman los horarios y las colas para abastecer los vehículos, los autobuses y hasta las motos de gasolina.

 

 

Quizás ese empeño del venezolano, de seguir a pesar de las circunstancias, esa tenacidad, esa perseverancia es lo que ha contribuido a que los malos gobernantes se sientan tan seguros de que nunca van a ser reemplazados. Venezuela tiene años de sufrimiento y su pueblo ha demostrado que, como decía Pedro León Zapata, es capaz de aguantar hasta lo indecible.

 

 

Pero, así como el mundo entero quiere ver el fin del ataque en contra de los ucranianos, así los venezolanos sueñan con volver a ser un país normal, en donde el gobierno se deba por entero al bienestar de los ciudadanos.

 

Editorial de El Nacional

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