De todas las fantasías sexuales que tenemos, es probable que la de practicar sexo en la ducha sea la más sobrevalorada de todas, porque, aparte de incómoda, entraña una serie de riesgos que ni siquiera nos planteamos cuando comenzamos el numerito. Luego llegan los lloros.
Además de caerte, que no es cosa de broma, ¿qué más te puede pasar?
1. Te puedes quedar embarazada
Parece mentira que con tanta información sobre sexo a disposición de quien quiera consultarla, todavía haya quien crea que si lo haces mientras estás en el agua los espermatozoides se mueren o algo. Un detalle: los espermatozoides llegan NADANDO hasta tu útero. De nada.
2. El agua no funciona como lubricante
Es más, arruinará toda tu lubricación, estarás reseca e irritada. Y como incluyáis jabón en la ecuación, visitarás de urgencia a tu ginecólogo en 3… 2… 1… Tu vagina no es un buen sitio para el jabón.
3. Puedes hacerte daño (y no solo cayéndote)
La diferencia de estatura juega malas pasadas, porque en posición horizontal no hay altura que no se pueda superar, pero hacerlo en la ducha cuando hay una diferencia de como poco 30 cms entre los dos, requiere de una elasticidad y unas dotes contorsionistas dignas de número circense. Por no comentar que adoptando todas esas posiciones extrañas, el pene de tu chico puede sufrir bastante (y hasta romperse; sí, los penes también se rompen, que se lo digan a Dennis Rodman, que se lo ha roto tres veces).
4. Las ETS no le tienen miedo al agua
El agua nos ayuda a mantenernos limpios, es cierto, pero aunque sea un símbolo religioso, no es milagrosa, no nos purifica y no nos evita todos los males. Las ETS saben nadar también, y a algunas hasta les favorece ese medio húmedo para transmitirse con rapidez.
5. Los preservativos pierden efectividad en el agua
Condón siempre, sí, pero que sepas que hay que estar mucho más atenta para que no se deslice y se salga, y con el agua pierden efectividad. Obviamente, mejor con preservativo, pero si puede ser fuera del agua, un peligro menos por el que sufrir.
Cosmohispano