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Los momentos más «inmaduros» de Maduro

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Los momentos más «inmaduros» de Maduro

Con el resultado de las elecciones presidenciales celebradas hace casi un mes en Venezuela todavía por dilucidarse en la mesa del Supremo de Justicia tras la impugnación del líder opositor Henrique Capriles, el mandatario bolivariano Nicolás Maduro se pasea por la televisión estatal venezolana, concede entrevistas a medios internacionales y viaja a países vecinos dejando un reguero de perlas destructivas. No ha dejado muchos títeres con cabeza en este su primer mes al mando, un liderazgo que comenzó ya truncado por un espontáneo que interrumpió su «momento» de mayor propaganda, su investidura, en la que se rodeó de los mismos estandartes y emblemas de su comandante, el fallecido Hugo Chávez.

 

El mayor perjudicado por las algaradas del «comandante en relevo» ha sido Álvaro Uribe, presidente de Colombia entre 2002 y 2010, a quien Maduro llamó directamente y sin tapujos magnicida. Uribe «lidera un plan» para eliminarlo físicamente, adujo Maduro, y con este fin pretenden entrar en Venezuela paramilitares colombianos.

 

«Uribe está detrás de un plan para asesinarme, Uribe es un asesino. Yo ya tengo elementos (probatorios) suficientes de que él está conspirando y hay sectores de la derecha venezolana en comunicación con él para eso». Éstas fueron las declaraciones exactas del bolivariano el pasado 3 de mayo en un alocución televisada, tal y como hiciera su predecesor durante años en su famoso programa «Aló presidente». Uribe, con un juego de palabras con el apellido del mandatario, contestó que la sola acusación es «inmadura y descabellada».

 

En clave doméstica, contra la derecha

Mataba dos pájaros de un tiro el candidato del «pajarito» -convertido en presidente- acusando, de paso, a la oposición venezolana. En clave doméstica, Maduro apuntó que desde Colombia se viene «entrenando a gente para esas cosas», para entrar «vía selvática» a Venezuela, aunque a la vez desde la derecha del país se les da auspicio. En la misma intervención, Maduro aseguró que ha ordenado activar medidas especiales «de protección y de seguridad», al tiempo que disparaba a su favor reclamando la atención lastimosa de sus seguidores para que colaboren con los organismos estatales y eviten que esos planes maquiavélicos lleguen a término. Advirtió (como último órdago) que sería imposible controlar a civiles y militares venezolanos si resultara afectado por una de esas tentativas de magnicidio.

 

Maduro ha venido reiterando la denuncia de un posible asesinato ante un corifeo de voces que avalan esa tesitura, abonada en la existencia de supuestos mercenarios y paramilitares colombianos y salvadoreños que planificarían un golpe de Estado. La amargura de estas quejas rememora los mejores momentos acusatorios de Chávez cuando el golpista denunciaba a Uribe de planes de magnicidio en su contra, lo que motivó la ruptura de las relaciones bilaterales entre los países vecinos. Hasta tal punto llegó el enfrentamiento que en 2008 el Gobierno de Caracas envió tanques a la frontera con Colombia.

 

Fuente: Abc.es

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