Nada más alejado de la realidad que pensar que los lácteos son un factor de vida o muerte. Hoy en día, muchas personas deciden eliminar la leche, sobre todo la de vaca, y sus derivados como una manera para perder peso o porque son intolerantes a algunos de sus componentes como la lactosa. Sin embargo, sin darse cuenta podrían estar privando a su organismo de importantes nutrientes necesarios para tener una vida saludable.
Los lácteos son fuente de minerales como calcio y fósforo, proteínas, grasas, carbohidratos o azúcares y vitaminas como niacina, riboflavina, tiamina, cobalamina y vitamina A. Son llamados los alimentos formadores, en virtud de las funciones que desempeñan en el organismo: contribuyen a formar huesos, uñas y dientes fuertes y sanos; favorecen la construcción y reparación de músculos, tejidos y órganos; y además, evitan la anemia, la fatiga muscular y mental.
Leche Descremada: Muy recomendable para personas que sufren alteraciones de los niveles de grasa en sangre, colesterol elevado, sobrepeso u obesidad. Pero carece de vitaminas A y D, a excepción de algunas presentaciones comerciales en las que el fabricante añade vitaminas para suplir este déficit.
Leche de Cabra: Presenta menor nivel de colesterol: entre 30% y 40% menos que la leche de vaca. Esto unido a que tiene más grasa tipo omega -6 (no se almacena en el tejido adiposo), lo que la convierte en un producto importante para la prevención de la diabetes y arteriosclerosis u otras afecciones cardiovasculares.
Quesos bajos en grasa: Los quesos, en general, son más ricos en proteínas y minerales (calcio, fósforo y sodio) que la leche, debido a sus procesos de transformación y desuerado. También son buena fuente de vitaminas B1 y B2. Cuanta más grasa se extraiga de la leche antes de elaborar el queso, más bajo será el contenido en grasas del queso. Algunos ejemplos son requesón, cottage y ricota.
Yogures descremados: Su aporte de nutrientes es semejante al de la leche desnatada. Por la transformación de la lactosa en ácido láctico que realizan determinadas bacterias, los yogures son ricos en proteínas de fácil digestión y en calcio de sencilla absorción. Su aporte calórico puede ser menor de la mitad del que aportan los yogures completos. Además, mantienen sus propiedades como la regeneración y restablecimiento del equilibrio de la flora intestinal.
Algunos consejos para agregar lácteos bajos en grasas o sin grasa a tu dieta:
– Toma leche desnatada o descremada al 1% con los cereales.
– Agrega rodajas de fresas al yogur sin grasa y espolvorea con edulcorante sin calorías.
– Haz una pizza con queso mozzarella de leche desnatada o descremada al 1%.
– Agrega queso feta bajo en grasas o sin grasa a una ensalada con aceitunas, cebolla, pimiento rojo y un aderezo griego dietético.
Fuente:Revista Estética y Salud