A un humorista, al parecer muy alejado de la nobleza del oficio de Zapata o de Laureano Márquez, se le ocurrió hacer públicamente la idiota confesión de lo mucho que disfruta burlarse de los discapacitados. Mal hecho, sin duda. El señor pidió disculpas y agregó que ha dedicado visibles e ingentes esfuerzos justamente para proteger niños desvalidos y que ese tipo de chistes son moneda corriente en el país, sobre todo aquel del Mazo agregamos.
Bendito sea, el gobierno aprovechó la feliz ocasión para demostrar su devoción por los derechos humanos. El fiscal rugió. En fin, es su oficio, así lo ejerza de una manera muy torva. Pero el propio Poder Legislativo, por la voz transida de dolor y de ira de su presidente, maldijo al pecador y hasta habló de “fascismo en la patria de Bolívar y Chávez” (el cursi patriotero es de rigor). Ahora, lo más notable es que los chistes malos van a dar lugar a una ley del máximo parlamento de la república de Bolívar y Chávez para proteger a los disminuidos, de paso a los ancianos y por supuesto a los hombres y mujeres que también tienen sus derechos a ser respetados, ¿o no? Todo el mundo, pues. ¿Sería ser muy mal pensado suponer que esos hombres y mujeres serán sobre todo los que ofendan el honor del gobierno dictatorial? Algo así como una ley del odio, parte 2. Pura ociosidad del augusto parlamento que no hace lo que tiene que hacer para que el país no termine por desaparecer.
Porque da la casualidad de que por esos mismos días un joven y valeroso estudiante universitario de Antropología denunció a voz en cuello que lo habían torturado y sometido a los habituales manejos ilegales con que se aísla a los presos políticos. Y vanos han sido los esfuerzos de la familia, los abogados o el rector de la UCV para que se le devuelvan sus derechos y su libertad. La Defensoría del Pueblo y la Fiscalía deben estar muy ocupados con lo del Niño Guerrero porque hasta la semana pasada no habían dicho nada. Banalidades dirán los ociosos diputados. Pero resulta que la Misión de Determinación de los Hechos sobre Venezuela dijo en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, también en estos días, que crece la represión madurista, presos sin causa y torturados y maltratados, a causa del despertar de la oposición. Ese sí es un chiste cruel, muy cruel. Inhumano.
Editorial de El Nacional