Desde finales de 2013, la acumulación de una serie de compromisos financieros para la República, producto de la paralización en pagos con denominación en dólares a diversas industrias, ha venido demostrando en la práctica la existencia de una estrategia de default selectivo por parte del gobierno venezolano. Con regularidad se afirma contar con los recursos para atender los requerimientos de las empresas y honrar las deudas pendientes, pero estas afirmaciones no se reflejan en los hechos.
Existen retrasos por miles de millones de dólares en liquidaciones para sectores que van desde la aeroindustria, farmacéutica e importación de equipos médicos hasta el automotriz, gráfico y alimenticio, por solo mencionar algunos ejemplos. La respuesta del Ejecutivo marca un contraste con el trato que se ha dado a inversionistas extranjeros que detentan bonos venezolanos en moneda extranjera por decenas de miles de millones de dólares, quienes no han experimentado ni un solo día de retraso en el pago de los cupones y amortizaciones de capital de dichos instrumentos.
Lo anterior sustenta la hipótesis del default o impago selectivo, estrategia aplicada en forma deliberada para “rendir” los mermados ingresos petroleros, que cada vez alcanzan menos para cubrir parte del gasto social, honrar los compromisos de una creciente nómina estatal, atender los compromisos externos e internos relacionados con la deuda financiera en forma de títulos y canalizar ciertas liquidaciones en divisas oficiales en medio de una creciente paralización. Aunque el año 2014 inicia con un nivel de precios petroleros casi cuatro dólares por debajo del promedio de 2013, hacia los 95 dólares por barril, todavía se trata de ingresos elevados.
Con estas circunstancias a la vista, las principales compañías transnacionales que mantienen operaciones en territorio venezolano, han comenzado a realizar anuncios de cara a sus accionistas con los que buscan minimizar el impacto en la exposición de sus operaciones ante el riesgo venezolano. Dichos anuncios van desde el cálculo de sus ingresos fiscales en el país a la tasa legal más elevada del Sicad, hasta la eventual paralización de operaciones por no contar con los fondos en divisas necesarios para conservar la operatividad.
En la práctica, estas informaciones inciden en un riesgo país más elevado para Venezuela, que a su vez se refleja en tipos de interés sumamente elevados que deben pagar los bonos locales y que han llegado a superar la tasa de 18% anual en dólares, por lo que la estrategia oficial arriba mencionada resulta ineficaz para mantener el perfil del país como emisor en el segmento de mercados emergentes.
Entretanto, para este lunes están previstos nuevos anuncios del ámbito cambiario de acuerdo con señalamientos del presidente Nicolás Maduro, quien la semana pasada confirmó la apertura de una tercera modalidad cambiaria para la captación de la oferta privada de divisas.
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