Un equipo de investigación de la Escuela de Salud Pública T.H. de Harvard ha demostrado que los líquidos de relleno y sabores de algunos cigarrillos electrónicoscontienen acetilo, un compuesto químico que se relaciona directamente con la bronquiolitis obliterante.
El estudio realizado en Harvard afirma que la utilización de los cigarrillos electrónicos o vapeadores puede causar problemas en las vías respiratorias más pequeñas que dirigen el aire a los pulmones y a los bronquios.
La sustancia, llamada diacetilo, ha sido encontrada en el 75% de los 51 cigarrillos electrónicos que han sido analizados, la cual provoca degeneración respiratoria irreversible, que a menudo requiere un trasplante de pulmón.
En inglés el término para esta dolencia fue denominado ‘Popcorn Lung’ por una enfermedad que hace más de una década fue detectada en trabajadores de instalaciones en las que procesaban palomitas. El saborizante artificial de mantequilla, absorbido durante largos periodos de tiempo, reduce el flujo de aire que llega a los pulmones, pudiendo llegar a obstruir los bronquiolos.
Entre las variedades comprobadas se incluyen algunas de las que potencialmente más atraen a los jóvenes como el algodón de azúcar, ’Squirts Fruit’ o el de sabor a magdalena.
No está claro si este problema afecta al consumo del llamado ‘Unicorn puke’ (vómito de unicornio), sabor muy popular entre los «fumadores electrónicos” adolescentes de Estados Unidos.
En España, la Asociación Española de Usuarios de Vaporizadores Personales (ANESVAP) no hace por el momento referencia a esta noticia.
Es importante saber que este no es el primer estudio que se realiza sobre los vapeadoreso cigarrillos electrónicos. De hecho, el Gobierno Británico ha financiado recientemente otro estudio que afirma que el ‘vaping’ o vapeo es un 95% menos dañino que fumar tabaco convencional.
Como dice el profesor de Harvard David Christiani, “la mayoría de las preocupaciones se han enfocado en la nicotina, todavía desconocemos mucho sobre los e-cigars”.
Los cigarrillos electrónicos han supuesto una alternativa al consumo de tabaco tradicional y se han extendido rápidamente en los últimos años. La sustitución de las inhalaciones de humo por “caladas electrónicas”, desvelan en esta investigación concreta que no son tan sanas como podía pensarse, aunque aún faltan muchos estudios que realizar al respecto para poder dictar un veredicto contundente sobre la insalubridad del vapeo.
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