Los británicos no se olvidan de la Princesa Diana de Gales

Los británicos no se olvidan de la Princesa Diana de Gales

Lo que comenzó como un idílico cuento de hadas, pronto pasó a ser una truculenta historia con un capítulo final cuanto menos feliz. El 31 de agosto de 1997, hace ahora 17 años, la luz que siempre desprendió la Princesa Diana de Gales se apagaba para siempre en el parisino Pont d’Alma. Con ella se fue su acompañante, Dodi Al Fayed, el chófer que los llevaba, y las lágrimas de miles de británicos que se resistían a despedirse de su Princesa, la princesa del pueblo.

 

A pesar del prematuro fallecimiento, Lady Di dejó bien atados todos los cabos de su testamento. En un principio los documentos oficiales firmados en 1993 estipulaban que sus hijos recibirían la herencia, dividida a partes iguales, al cumplir los 25 años. Una modificación efectuada en diciembre de 1997, tres meses después de su muerte, retrasaba cinco años el momento en el que los príncipes recibirían su parte. El Duque de Cambridge ya lo heredó en su día y el próximo 15 de septiembre, será el momento de Enrique.

 

Cuando la Princesa Diana se divorció, su patrimonio integrado además de por dinero, por una majestuosa colección de joyas, vestidos y otros objetos personales, ascendía a 15 millones de euros. No obstante, con el paso de los años muchas de sus inversiones se han ido revalorizando, hasta el punto de que el valor de su fortuna podría alcanzar hoy los 25 millones de euros. El Príncipe Enrique, que cumple 30 años en dos semanas, recibirá unos 12 millones de euros.

 

El legado de Diana de Gales trasciende lo meramente económico. Su recuerdo permanece perenne. Ya sea por el sentimiento popular que consiguió suscitar o por todas esas voces insaciables, que parecen no tener nunca la última palabra. Su excocinero, Darren McGrady, ha salido recientemente a la palestra para criticar el deplorable estado de conservación en el que se encuentra el lugar donde yace Lady Di. El prestigioso chef se desplazó al recinto de Althorp Estate para sacar unas fotografías, denunciar el plausible deterioro del lugar y, de paso, arremeter contra el hermano de la Princesa.

 

«Si yo hubiera cuidado de la Princesa Diana en vida como está cuidada muerta estaría despedido» o «la Princesa Diana estaba orgullosa de su hogar cuando vivía, no dejéis que descanse en un sitio como éste», se despachó ferozmente en su cuenta de Twitter, culpando a Earl Spencer, hermano de la fallecida y propietario de los terrenos. Darren acompañó su verborrea con varias imágenes de la tumba, situada en el centro de un lago de aguas sucias, recubierta de vegetación.

 

Un aspecto bien diferente presentan otros muchos lugares de Londres, más accesibles y transitados, que honran la memoria de la Princesa. Durante el domingo fueron muchos los que se acercaron a la Diana Memorial Fountain, en Hyde Park, inaugurada por la Reina Isabel II en 2004, a depositar flores y muestras de cariño.

 

Otro de esos lugares emblemáticos es el parque infantil dedicado a la Princesa en Kensington Gardens, en el centro de Londres. Recientemente, el pequeño Jorge de Cambridge pasó allí una tarde de juegos de ensueño en compañía de su madre, la Duquesa de Cambridge, sin saber el gran significado que encerraba. Algún día se lo explicarán.

 

000_DV1854843-730x486

000_DV1854851-730x472

000_Par1473841-730x350

 

 

ABC.es

Comparte esta noticia: