Julián no ha experimentado jamás deseo o atracción física, ni por su novia, ni tampoco por hombres, al igual que todos los «asexuados», que han decidido salir de la sombra el viernes en Francia, país conocido por celebrar el amor y la seducción y por ser la patria de los «french lovers».
«Comprendí que era asexuado mirando una noche un programa de televisión», explicó este ingeniero informático de 27 años, quien antes sentía que su ausencia de interés por el sexo no era del todo «normal», pero tendía a reprimir ese sentimiento.
Julián hacía el amor con su novia, pero lo hacía sobre todo por ella, para darle placer, y no llevado por sus deseos, pulsiones o fantasmas, reconoció.
Después de haber comprendido que no tenía pulsiones sexuales ni ganas de tener una vida erótica, Julián navegó en la red, en algunos foros especializados sobre este tema, y halló a otra joven, asexual como él, con quien comparte una relación feliz…y casta.
Los asexuales, que representarían según estimaciones 1% de la población en el mundo, comienzan a organizarse en Francia, donde celebrarán este viernes una jornada para dar a conocer sus diferencias.
«La sociedad presenta el sexo como una obligación», analizó el vicepresidente de la Asociación para la visibilidad de los asexuales (AVA, por sus siglas en inglés), que se identifica sólo como Paul.
Lo opuesto, la ausencia de vida erótica, es considerada como una especie de tara, lamentó el vicepresidente de AVA.
«Ser asexuado es una forma de sexualidad. Forma parte de la diversidad de las sexualidades humanas y es mucho más importante reconocer su existencia que tratar de criticarla», subrayó el analista.
Lo cierto es que no es fácil vivir esta diferencia de orientación sexual en una sociedad donde las relaciones sexuales son consideradas una de las claves del bienestar y desarrollo personal, recalcó.
Hace dos años, una conocida periodista parisina, Sophie Fontanel, contó que había cesado de hacer el amor, en una novela titulada «L’Envie» (Las ganas).
El libro provocó críticas y le valió reproches a su autora de que no amaba a los hombres, y que estaba deprimida.
La novela se vendió bien, hasta 1.000 ejemplares diarios. Y muchas lectoras le agradecieron haber puesto en palabras su propia ausencia de deseo.
La falta de deseo sexual genera complicaciones y problemas a los asexuales en sus relaciones con gente que sí tienen ganas de disfrutar del sexo, reconocen asexuales.
«Conocí a una mujer hace cinco meses y me enamoré de ella (…) pero no siento ningún deseo sexual y siento que ella está tomando sus distancias, aunque le es difícil porque me ama profundamente», escribió un hombre bajo de forma anónima en un sitio en internet (www.asexuality.org).
«¡Qué sufrimiento, lloro de rabia!», expresó el hombre que se presentó como Empático de Lyon, una ciudad del centroeste de Francia.
Según el vicepresidente de AVA, muchos asexuales forman pareja con otros como ellos.
En el 2004, un profesor canadiense de Brock University, Anthony Bogaert, estimó que los asexuales representan 1% de la población.
Y la Comunidad de visibilidad y educación asexual (Asexual Visibility and Education Network – AVEN), fundada en 2001 por el estadounidense David Jay, indica que tiene 70.000 miembros en el mundo.
Bogaert estima también que esta comunidad sufre discriminaciones. «El promedio de los heterosexuales siente por ellos menos consideración que hacia los gays y lesbianas», señaló.
El término de asexuales empezó a ser conocido a fines de los años 90, gracias a internet y sus foros especializados.
En 2010, se celebró en Estados Unidos una semana dedicada a los asexuales, con acciones de sensibilización.
Los organizadores de la primera jornada de la asexualidad en Francia han previsto empezar con iniciativas modestas, como el envío de poemas al sitio en la red (http://journeeasexualite.tumblr.com/.
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