Los altísimos precios alejan cada vez más a los cubanos del sueño de la vivienda propia

Los altísimos precios alejan cada vez más a los cubanos del sueño de la vivienda propia

Estos valores provocan que el anhelo de adquirir un inmueble sea algo inalcanzable para la mayoría de los cubanos, aunque para los pocos afortunados el negocio se puede cerrar en menos de un mes. El procedimiento es simple: el vendedor, o su intermediario, primero se ponen de acuerdo en el precio y en un día y hora señalada visitan la vivienda que se halla en venta.

 

Tras esto, y siempre y cuando el comprador acepte, una persona que trabaja o tiene contactos en una notaría se encarga de gestionar un turno. Llegado el día, comprador y vendedor firman el acta notarial de traspaso y cada cual paga el 4% de impuesto acordado por las normas aprobadas en 2011.

 

Sin embargo, “hecha la ley hecha la trampa” y Cuba no es la excepción. “Existen muchos vericuetos y trampas financieras para que los involucrados en el negocio declaren la menor cantidad de dinero posible y paguen un impuesto menor”, revela una abogada que trabaja en La Habana.

 

El gran problema es encontrar una vivienda acorde al precio a pagar. “Yo quiero comprar una casa de tres cuartos en el Reparto Sevillano, Casino Deportivo o Víbora Park. Ni pensar en el Vedado o Miramar, porque ahí los precios no bajan de los 100.000 dólares”, asegura Elena, una mujer cubana que recibió u$s70.000 de parte de su hija que vive en Estados Unidos para comprarse un inmueble confortable en un barrio tranquilo de la capital.

 

Pese a saber que el salario promedio en la isla ronda los 20 dólares mensuales, el propietario de una vivienda puede llegar a pedir entre 150 y 500.000 dólares. O incluso más, ya que hay varias residencias en venta en páginas de Internet cercanas al millón de dólares.

Otros problemas

 

Los elevados precios de las casas son apenas uno de los inconvenientes para los cubanos que buscan tener el “techo propio”, ya que el déficit habitacional bajo el régimen castrista ya ronda los 600.000 inmuebles.

 

Al sombrío panorama lo completa el hecho de que el Gobierno sólo puede producir anualmente el 4% de las viviendas que necesitan sus ciudadanos. El año pasado el número de casas construidas fue de 25.634, el más bajo desde 2003.

 

Uno de los pocos ítems a favor de este sistema es que en la venta y compra de inmuebles se puede encontrar un amplio registro de precios. Los peor valorados son los apartamentos construidos por la revolución, después de 1959, según publica Diario Las Américas.

 

“Debido a su mala calidad de construcción, muchos tienen salideros de agua y filtraciones, su acabado es chapucero y están lejos del centro de la ciudad. Sólo gente desesperada, de las provincias orientales, los suelen comprar. Un piso en Alamar -barriada-dormitorio al este de La Habana- no llega a 14.000 dólares. Y si está ubicado en La Siberia, la parte más alejada de Alamar, se vende en menos de 10.000″, explica Reinier, un arquitecto venido a menos que desde hace siete años se dedica a la compraventa de casas.

 

Elena considera que los precios son abusivos. “Además tienes que invertir entre 10.000 y 20.000 dólares en la reparación de la vivienda. Si bien en otros países también son caras, se pueden pagar a plazos y algunas están amuebladas. Pero lo de Cuba es una locura: creen que los billetes verdes andan regados por las calles”.

 

Fuente: Infobae

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