Aunque es una imagen casi salida de una película erótica, el sexo en el agua no es tan maravilloso como lo pintan, y es que determinados factores hacen que el placer y la protección se vean comprometidos. Conocer sus riesgos resulta importante para garantizar el disfrute y también nuestro bienestar.
Riesgo #1: no se puede usar preservativo. El látex y el agua no son compatibles, por lo que si planeas tener sexo en una piscina, en la playa o la bañera no podrás usar protección, un riesgo que no conviene tomar si se trata de un encuentro esporádico.
Riesgo #2: no hay lubricación lo que disminuye el placer. No importa si lubricas mucho o poco, al hacerlo en el agua la lubricación natural se elimina casi por completo dando lugar a penetraciones más bruscas y menos suaves y placenteras.
Riesgo #3: mayor posibilidad de infecciones. El sexo en el agua aumenta la posibilidad de padecer cistitis y también otras infecciones íntimas que pueden resultar muy molestas. Recuerda que el agua de playas y piscinas no es precisamente la más limpia y adecuada.
Riesgo #4: ser pillada y ganarte una multa. Si eres sorprendida teniendo sexo en un lugar público puedes ganarte una reprimenda por parte de las autoridades, una multa de infarto e incluso acabar detenida dependiendo del caso.
Conocer los riesgos de esta actividad resulta conveniente antes de llevarla a cabo, y es que aunque pueda parecer una práctica interesante y excitante, lo mejor es comenzar el jugueteo en el agua y luego terminar en un lugar privado, seco y más seguro para garantizar el máximo disfrute.
nosotras