Los encontramos en un momento del año en el que necesitamos, más que nunca, tener energía. Hemos superado la depresión postvacacional y las épocas intensas en el trabajo. ¡Necesitamos cargar las pilas! Por eso hemos hecho un repaso de los 10 sentimientos y actitudes que más nos pueden ayudar a sentirnos fuertes y dispuestas a comernos el 2015.
Grábate a fuego en tu mente la lista de los 10 sentimientos y actitudes que te llenan de energía:
– Desea algo bueno a alguien todos los días. No necesitas verbalizarlo, sólo pensarlo. Mira a tu alrededor, ya sea en la oficina, en casa, en una tienda o por la calle. Fíjate en una persona y desea en silencio algo bueno para ella. Si se trata de personas que ves habitualmente en tu día a día, te resultará útil dedicar unos minutos a desear algo bueno para cada uno de ellos. Según explican los expertos, esta actitud te ayudará a concentrarte, te dará energía y eliminará los sentimientos de hostilidad y competitividad que puedas sentir hacia ellos. Y si lo quieres verbalizar, no te cortes. También será positivo para ti y para esa persona.
– Ayuda a los demás y sé generosa. Está demostrado que ayudar a la familia, a los amigos e incluso a personas con las que no se tiene una relación especial resulta especialmente gratificante y energizante. De hecho, ¡alarga la vida! Una investigación publicada en la revista American Journal of Publich Health revela que las personas que tienen por costumbre ayudar a los demás están protegidos del impacto negativo que el estrés pueda tener sobre su esperanza de vida.
– Agradece, alégrate por tus éxitos y por los triunfos de los demás. Dedica unos minutos al día a pensar en todas las cosas buenas que tienes y te aportan los demás. Si además consigues centrar ese agradecimiento en cinco personas que sabes que te aportan algo bueno en tu vida, mucho mejor. Hay que empezar por el nombre de una persona y recordar todas las maneras en las que esa persona te ha ayudado o te ha hecho feliz, luego pasar al segundo y así repetir el proceso hasta completar los cinco nombres. Esta técnica te dará paz y te llenará de energía positiva.
– Rodéate de gente luminosa. ¡Nada de personas tóxicas, ni como amigas, ni como enemigas! Si el problema de la otra persona siempre es el más importante, si solo te llama para contar que esta mal, si no le importa la cantidad de soluciones que intentes aportar porque ninguna le vale, si se empeña en hacer ver que el mundo conspira contra ella y que ella es una heroína… Huye de las personas victimistas, son agotadoras.
– Socialízate lo máximo posible. Las relaciones sociales favorecen la salud. Lo dicen tanto los expertos como todas aquellas personas que, por alguna razón, han vivido en su vida una etapa de aislamiento o soledad (a veces deseada, a veces no). «Cuando uno está solo, las hormonas asociadas con el estrés como el cortisol están más activas y pueden desencadenar una depresión», según explica uno de los autores de un estudio de la Universidad de Chicago que revela que la soledad da lugar a pensamientos negativos.
– Di la verdad. No hay nada más agotador y que consuma más que mentir y después tener que acordarte de la mentira que has dicho y elaborar teorías para que no te pillen en tu mentira. Según el psicólogo Robert Feldman, que ha dedicado una gran parte de su trabajo a responder a la pregunta: ‘¿Por qué mentimos?’, algunas cuestiones que están detrás de la necesidad de menter que tienen algunas personas son evitar la confrontación o una verdad incómoda, sobresalir en el grupo, desprestigiar a los compañeros, dar una imagen mejor de uno mismo o hacer que una persona se sienta bien. Todas ellas tienen mucho que ver con el miedo, la falta de autoestima y el concepto equivocado del éxito. Unos sentimientos totalmente vampirizantes.
– Escucha, de verdad, y procura no juzgar. Si consigues empatizar con los problemas de los demás, verás que ambos conseguiréis sumar fuerzas y ayudaros mutuamente. Conocer sus problemas, comprender su dolor y ser consciente de las adversidades de otras personas no te hunde, sino que te hace más fuerte. Está demostrado que, nos sintamos como nos sintamos, percibir sentimientos de tristeza o amargura en otras personas hace que nos crezcamos, no por aquello de «mal de muchos», sino porque está en nuestro ADN estamos preparados para defender al más débil. Mira a las personas de tu entorno, observa sus reacciones, pregúntales cómo se sienten, cómo está su familia, qué van a hacer el fin de semana o si se encuentran bien de salud. Espera, no te impacientes, escucha sus silencios y sus palabras. El efecto es sorprendente.
– Perdona, olvida y nunca contemples la venganza. Las personas felices son las que deciden vivir sin resentimientos. A todos nos han herido alguna vez, pero es altamente energizante olvidar y perdonar, pues esto puede ayudarnos a ser felices. De ti depende que el pasado no te afecte más de la cuenta. Para mirar al futuro con buen ánimo, hay que sentirse reconfortado con el pasado y nunca contemplar la venganza, pues ese deseo de venganza podría mantenernos vinculados a un suceso a una persona que debemos sacar de nuestra vida cuanto antes.
– Saluda a diario, sé amable, sonríe. Al vecino que te encuentras en el ascensor, al señor o señora del quiosco donde compras el periódico, a los vigilantes de seguridad que controlan el acceso al edificio donde trabajas, al portero, a tu jefe, a esa compañera que te ofrece un café a media mañana, a ese compañero que siempre parece estar concentrado y que nunca saluda… ¡Es maravilloso saludar, decir buenos días, buenas tardes, decir cosas como «que pases un buen día, que descanses o que tengas una buena noche». Tan sencillo como efectivo. Te pone las pilas. Y si además lo acompañas de una sonrisa, el efecto se multiplica por mil.
– Y no te rindas nunca. La perseverancia, ser consecuente con tu proyecto de vida y no abandonarlo nunca son riquisitos imprescindibles para lograr tu éxito y garantizar esa fuerza motora que te impulsa hacia adelante, tal como revela Jesús Calleja, que ha publicado recientemente ‘Si no te gusta tu vida, cámbiala’. Y para terminar, nos quedamos con este poderoso y energizante pensamiento de uno de los aventureros más carismáticos de la televisión:»La suerte no existe. Somos dueños del destino y eso es maravilloso. Podemos decidir qué queremos hacer en nuestra vida. Podemos dar el cambio siempre, porque siempre está en nuestra mano. No podemos esperar a que otros lo hagan por nosotros».
¡A practicar y a llenarse de energía!
Fuente: Mujer Hoy