Foto: Archivo AFP
El que ya es el exmandatario de Uruguay, José Mujica, pidió el pasado domingo al pueblo uruguayo «que haga todo lo posible» para apoyar al Gobierno de su sucesor, Tabaré Vázquez, integrante, al igual que él, de la coalición izquierdista Frente Amplio.
«Es un día de unidad nacional, de mi parte muchas gracias por lo mucho que me ha dado el pueblo uruguayo», añadió un emocionado Mujica en declaraciones a la prensa cuando abandonaba la Plaza de la Independencia de Montevideo, donde tuvo lugar la ceremonia de traspaso.
El nuevo mandatario ha recibido de manos de su antecesor la banda presidencial, un gesto que ha recordado al que se ha producido hace cinco años en la misma ceremonia, cuando la entrega fue a la inversa. Más allá de este gesto simbólico, Vázquez también tiene ante sí los retos de una serie de promesas que Mujica dejó sin cumplir.
Para empezar, tal y como recoge «BBC Mundo», la educación era uno de los grandes retos del expresidente. En 2010 se propuso conseguir que mejorara, pero lo cierto es que a día de hoy no han mejorado ni los datos sobre repetición ni sobre el abandono de la enseñanza media. Es más, Uruguay tiene uno de los menores índices de finalización del bachillerato y se ha convertido en una de las naciones latinoamericanascon mayor brecha de rendimiento entre alumnos de clases altas y bajas, lo que resulta negativo en la lucha contra la desigualdad social.
Los retos del nuevo presidente
En este sentido, Tabaré Vázquez ha anunciado ya su intención de desarrollar «una educación de calidad para todos», algo que considera «básico». «Nos comprometemos a crear un sistema integrado para la educación básico de 3 a 14 años. Y que para 2020 el 100% de jóvenes de hasta 17 años esté en el sistema educativo y el 75% termine el ciclo de enseñanza media», ha destacado.
La economía es otro de los puntos que tampoco han mejorado, pese a las intenciones que manifestó, su gobierno ha terminado con un déficit fiscal que el año pasado llegó a 3,5% del PIB, algo que el país no veía desde la grave crisis económica y social del año 2002. De ahí que Vázquez haya afirmado que Uruguay «puede y debe plantearse como objetivo fundamental progresar en su nivel de desarrollocon crecimiento inclusivo apostando a la calidad, a la sostenibilidad ambiental y apertura al mundo». Así, ya ha anunciado que continuará la línea trazada a través del control de equilibrio fiscal y tomando las medidas «pertinentes» para llevar la inflación en un rango meta entre un 3 y 7%.
Un Sistema Nacional de Competitividad permitirá identificar objetivos y diseño de políticas y estrategias relativas a la misma y a la transformación productiva, incluyendo, entre otros aspectos, la inserción económica de Uruguay a nivel internacional. «El poder ejecutivo conformará un gabinete para consolidar los mercados existentes, abrir otros y captar nuevas inversiones en sector productivo y servicios», ha añadido al respecto. Así, «en base al regionalismo abierto con apego al derecho internacional y a los compromisos internacionales asumidos por el país», se afirmará «la inserción internacional del Uruguay».
Una revitalización de la infraestructura del país era otro de los objetivos del presidente, pero él mismo ha tenido que reconocer que ha sido «poco» lo que ha hecho en este campo. «Ese fue otro estupendo fracaso», lamentó en la entrevista con «Búsqueda».
Por otro lado, más allá de todo esto, Vázquez también tiene ante sí el reto de seguir luchando contra el que ha sido uno de los grandes problemas Mujica: la delincuencia. A día de hoy la seguridad pública es uno de los temas que más preocupan a la ciudadanía del país. «Existe un fuerte compromiso en reducir drásticamente el delito de rapiña y se continuará con lucha frontal al narcotráfico, al lavado de activos y la corrupción», ha indicado Vázquez, quien ha anunciado su intención de poner en marcha un plan para fomentar la convivencia ciudadana y la seguridad pública.
Fuente: abc.es
