A través de su hocico desarrollado, que tiene alrededor de 300 millones de células olfativas receptoras, detectan olores de hormonas y hasta la energía de otros animales. De esa manera, pueden saber quién estuvo por los alrededores o dónde anduvo alguien antes de llegar a casa.
Dado que la nariz de un perro es uno de sus medios de comunicación con el mundo exterior, hay que estar pendiente de que permanezca sana.
Al respecto, el doctor Pedro Villegas, de Veterinaria Caracas, recomienda dejar de creer en cuentos de camino. «Si la nariz está caliente, no siempre es verdad que sea por fiebre», dice, y agrega que la temperatura se mide con termómetro.
El veterinario refiere que aunque lo normal es que la nariz esté húmeda y fría, hay momentos en los que estará caliente o seca: «Puede ser que tenga calor».
En cuanto al color de los hocicos, afirma que hay narices negras, rojas o marrones: «Tiene que ver con la pigmentación, y que cambie de color por los años no denota que el can tenga alguna enfermedad».
Sin embargo, advierte que si hay sobrecrecimiento de tejidos en forma de coliflor o tumores por resequedad, se debe consultar de inmediato al veterinario, quien indicará el tratamiento apropiado.
«El perro es el animal que más huele en el mundo», enfatiza Villegas, quien advierte que si se ve moco en la nariz, puede ser un resfriado o moquillo, por lo que hay que ir a la consulta del veterinario.
Finalmente, asevera que algunos perros pierden pigmentación con la edad, por lo cual recomienda no exponerlos al sol, sobre todo si son albinos: «No tienen protección al sol, sufren de quemaduras y hay que resguardarlos».