Cuando hablamos de excitación, esencialmente existen dos tipos de respuesta en el cuerpo de la mujer que involucran fluidos: la eyaculación vaginal y la eyaculación de las glándulas de Skene (también conocida como próstata femenina).
La eyaculación vaginal es de la que más se “habla”. Es la lubricación de las paredes vaginales y que se secreta durante la excitación sexual, lo que crea esa sensación “mojada”. Además, este fluido también sirve para que la vagina se limpie a sí misma, lo que ayuda a prevenir infecciones.
La eyaculación de las glándulas de Skene es aquella que sucede cuando se libera fluido de la uretra (sí, por donde orinamos), durante la excitación sexual. Este fluido viene de los riñones y de la próstata femenina, que se encuentra bajo el área del punto G.
Su consistencia es parecida a la del agua, es mucho más claro que el color de la leche rebajada y la cantidad que se produce puede ir desde unas pocas gotas hasta un cuarto de taza.
Algunas mujeres eyaculan con mucha más fuerza que otras, por lo que a veces ni te das cuenta que sucedió. Durante mucho tiempo se creyó que sólo los hombres tenían esa liberación física después de la excitación sexual, pero ahora sabes que no es cierto. Recuerda que conocer tu cuerpo es una parte esencial de tener una vida sexual saludable.
Cómo la consigues
La mejor manera es masajeando el punto G. La sensación que tendrás antes de eyacular, será muy parecida a la que tienes cuando quieres orinar, pero no te preocupes, es normal. Si tienes reservas respecto al asunto de la orina, se aconseja ir al baño antes.
No olvides
Algunas mujeres lo experimentan de manera obvia, pero no es así para todas.
Puedes tener una eyaculación con y sin orgasmo.
El líquido que secretas no es orina. Puede confundirse ya que se liberan desde el mismo lugar, pero tienen colores diferentes.
Es algo normal y no tienes por qué sentirte avergonzada si sucede.
Fuente: ActitudFem
