El sello de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos en el cuartel general de Langley, Virginia, en abril del 2016. Carolyn Kaster AP
Si alguna vez usted quiso conocer la receta secreta de la CIA para hacer tinta invisible, cómo detectar mensajes de espionaje ocultos en frutas sospechosas, o a qué importante espía estadounidense se le pidió que figurara en la revista Penthouse, este es su día de suerte. Millones de páginas de documentos anteriormente clasificados ahora están disponibles por primera vez en la computadora de su hogar, luego que la agencia conectó a la Internet una de sus bases de datos.
TRUMP HACE LAS PACES CON LA CIA Y DECLARA GUERRA A LA PRENSA EN SU PRIMER DÍA
Los documentos son variadísimos: desde temas de espionaje clásico (una misión de la Guerra Fría para hacer un túnel a la Alemania del Este y conectarse con el sistema telefónico militar de la Unión Soviética) hasta investigaciones que bordean en lo absurdo (esfuerzos por determinar si el “psíquico” Uri Geller podía leer la mente de agentes de inteligencia a media milla de distancia) e incluso aburridas ocurrencias cotidianas (la apertura de la nueva guardería de la agencia).
La mayoría de los documentos fueron desclasificados hace ya décadas, o aún más tiempo. Pero habían estado disponibles para ser consultado solamente en un puñado de computadoras en una sucursal de los Archivos Nacionales, en los suburbios de Maryland de Washington, D.C. Luego de años de forcejeos con activistas a favor de un gobierno más transparente –que fueron desde demandas judiciales a una burlona campaña de Kickstarter para pagar por fotocopias que se proponía avergonzar a la CIA– la agencia finalmente cedió a inicios de enero de este año.
“Ahora usted puede tener acceso a ellos desde la comodidad de su propio hogar”, declaró pomposamente Joseph Lambert, el veterano director de manejo de información de la CIA, cuando la base de datos –conocida como la Herramienta de Búsqueda de los Archivos de la CIA (CIA Records Search Tool, CREST)– se puede consultar en internet.
Esto puede parecer un tanto exagerado, pero investigadores de todas partes de Estados Unidos saludaron a Lambert con alegría. “
TRES ARRESTOS EN ESPAÑA VINCULADOS CON EL CASO PHINEAS FISHER
Llevo años usando esa base de datos, pero no es fácil volar a Washington y luego manejar hasta Maryland para acceder a esas computadoras”, dijo Jeffrey T. Richelson, autor de varios renombrados estudios académicos de inteligencia radicado en Los Angeles. “En los últimos días he estado encontrando allí todo tipo de cosas que yo ni siquiera sabía que existían”.
Ninguno de ellos, al menos hasta el momento, han tenido un gran éxito de público, aunque los datos de inteligencia van desde detalles extrañamente fascinantes (en el verano de 1973, Alemania del Este enfrentó una preocupante escasez de barberos) a otras monumentalmente incorrectos (una despreocupada declaración de que el clero musulmán de Irán no constituía “una amenaza bien organizada contra el régimen” hecha pocos años antes de que los mismos derrocaran al gobierno y lanzaran al país a un desastroso curso de tirantez con Estados Unidos que persiste hasta nuestros días).
12millones de páginas tiene la base de datos
Hay incluso tentadoras sugerencias de aparatosas operaciones a lo James Bond. ¿Quién dibujó a mano un mapa de una fábrica de explosivos en Rumania, el cual incluye un diagrama de los cables de su portón electrónico de seguridad, y por qué? ¿Saldrá a la luz una respuesta luego que periodistas y académicos recorran los 12 millones de páginas que hay en la base de datos?
Pero unos pocos días revisando documentos elegidos al azar revelan un par de cosas inesperadas. Una de ellas es la indefinible inmensidad de los intereses de la CIA. Hay un número considerable de documentos sobre OVNIs, investigaciones psíquicas y todo tipo de temas que fascinarían a una sacerdotisa de la Wicca de la Nueva Era.
INTERFERENCIA RUSA: ACTO DE GUERRA O VENGANZA PERSONAL
Algunos son tan peculiares que desafían todo intento de comprensión. La razón misteriosa que impulsó a un agente de la CIA a agarrar un folleto que anuncia el (ahora difunto) Museo de Cera de Buffalo Bill y sus “107 figuras de cera de tamaño natural” de Bill, Wyatt Earp y toda la banda de Butch Cassidy (”¡en cera viva!”) –y a preservarlo en un expediente de la agencia– probablemente seguirá siendo un secreto indescifrable para las generaciones futuras.
Lo que sí está muy claro es que el equipo de desclasificación de la CIA está dotado de la coquetería insinuante de una bailarina desnudista y el picaresco sentido del humor de los editores de portal de noticas humorístico The Onion. El título de un documento –“Declaración clarificadora a Fidel Castro con respecto al asesinato– hizo latir a todo galope los corazones de los periodistas de todo el mundo. Pero el mismo resulta ser sólo un insignificante intercambio de notas entre el entonces director de la CIA Stansfield Turner y un funcionario de prensa y asuntos públicos de la agencia sobre conseguir una transcripción de la entrevista hecha para la televisión a Fidel Castro por Barbara Walters.
No obstante, al final del archivo de 26 páginas hay lo que podría considerarse una especie de recompensa: una carta de la revista pornográfica Penthouse, solicitándole una entrevista. Cuatro décadas más tarde, la idea de que Turner –un seguidor de la Iglesia de Cristo Científico cuyo excesivo estiramiento llegó a ser legendario, y que no bebía, fumaba ni decía malas palabras– aceptara conceder una entrevista que quedaría como un sándwich entre los carnavales de desnudos que eran las fotos de Penthouse sigue haciendo reír a los veteranos de la CIA.
LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA DE EEUU DESATAN LA IRA DE TRUMP
“Hubiera sido de morirse de risa si él lo hubiera hecho, pero estoy seguro de que no lo hizo”, dijo un ex agente. Al parecer tiene razón; la carta no recibió respuesta.
Otro título ocurrente corona un paquete de archivos sobre el interés de la CIA en los Objetos Volantes No Identificados (OVNI): “Cinco documentos importantes de la CIA a los que a Mulder le encantaría echar mano”, una referencia a Fox Mulder, el agente del FBI en el serial televisivo The X-Files que creía que el mundo estaba gobernado en secreto por extraterrestres venidos del espacio.
Esos archivos, y muchos otros, detallan una interesante trayectoria en la actitud de la CIA con relación a los reportes de OVNI. Las minutas de una reunión secreta en 1952 de altos oficiales de la agencia –llevada a cabo en un momento en que los reportes de personas que decían haber visto platillos voladores se propagaban por todo el mundo– recuenta una discusión sobre la necesidad de ordenar a la división de física y electrónica de la CIA que investigara al respecto.
Los espías de la CIA obedecieron con gran entusiasmo, recopilando un reporte tras otro sobre platillos voladores divisados por todo el planeta, incluyendo lugares detrás de la Cortina de Hierro, donde un desertor de Alemania del Este reportó haber visto a la tripulación de un OVNI explorando el suelo, aunque, técnicamente, se trataba de una “sartén voladora”, según él.
Pero, al siguiente año, un grupo de distinguidos físicos convocados por la CIA restaba importancia a las historias de cacharros de cocina voladores de todo tipo, alegando en un informe que el mismo hecho de estar hablando sobre los OVNI podría traer como resultado “la histeria colectiva y una mayor vulnerabilidad a posibles actos de guerra del enemigo”.
GLENN GARVIN
ggarvin@miamiherald.com